El colegio de Vilariño se convertirá en escuela bosque

La pandemia ha disparado la matrícula de las escuelas bosque gallegas y cada vez son más los centros públicos y privados que buscan fórmulas, siempre que las cadenas de borrascas lo permitan, para desarrollar su actividad al aire libre, lejos de la esclavitud de las ventanas abiertas, la ventilación y la carga vírica. Uno de los colegios de Nigrán logrará pronto el objetivo de disponer de un espacio para aprender sin paredes alrededor. Mejor aún. Para que los alumnos adquieran conocimientos en plena naturaleza. Es el CEIP Carlos Casares de Vilariño. Junto a su patio de recreo se ubica un terreno forestal público. El muro que lo separa del área de juegos será derribado en los próximos meses y el recinto escolar ofrecerá la posibilidad de compaginar la enseñanza en instalaciones convencionales con los métodos educativos alternativos en tendencia.

El Concello de Nigrán es el titular de la parcela, de 2.000 metros cuadrados, y por ello se encargará de hacer posible el proyecto demandado por toda la comunidad escolar. Por el momento, reservará 7.000 euros del presupuesto pendiente de aprobación este año para redactar el proyecto paisajístico. El diseño correrá a cargo del programa #Mestradeobra, que el colectivo gallego Lupo lleva a cabo en colegios públicos de la comunidad, referencia para este centro nigranés que defiende el juego como mejor método de aprendizaje.

El futuro rincón educativo ya tenía algo de bosque y de escuela. Desde hace dos años se conoce como Souto Casares porque allí se llevó a cabo una plantación de especies autóctonas con fines educativos en la que participaron alumnos del centro y los hijos del escritor. Ahora queda la tarea de integrarlo en el patio. “Será un paso más a nivel constructivo para hacer un bosque del que se beneficie el alumnado, un salto de calidad a nivel educativo”, explica el alcalde, Juan González, que visitó en los últimos días el recinto acompañado de la concejala de Educación, Marina Vidal, representantes de la comunidad educativa y el arquitecto que se encargará de elaborar el proyecto, Fermín González.

Un movimiento educativo en tendencia

El profesional explicó las líneas generales de la intervención, que “busca crear un bosque totalmente natural sin que se note que hay un trabajo de diseño previo detrás”. El objetivo “es que dé la sensación de que estás en un lugar que siempre fue así”, señaló.

La intención es aprovechar el desnivel entre el patio y la parte más alta de la parcela para crear, en lugar del muro y las escaleras, senderos entre árboles autóctonos que desemboquen en un claro, que será donde permanezca el actual juego de bolos celtas. “Seguiremos las propias reglas de la naturaleza”, recalcó el arquitecto.

El movimiento “escuelas bosque” es reciente en España pero tiene décadas de historia en países nórdicos o en el Reino Unido. Se basa en las teorías de grandes pedagogos y filósofos –desde Pestalozzi o Fröbel, Steiner o Montessori– de asociación de libertad-aire-vida y de conexión profunda con la naturaleza como fuente de desarrollo personal.

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