Colocados el 30 de junio de 1977 según rezan las chapas de identificación que lucen en uno de sus costados, los dos postes que soportan el cableado eléctrico en el atrio de la parroquia baionesa de San Lourenzo de Belesar llevan mal los 43 años de edad. Tienen la estructura completamente oxidada y eso les provoca achaques como el desprendimiento del hormigón a trozos. Su deterioro es cada vez más evidente y los vecinos del entorno siguen su evolución con temor a acaben desplomándose. “Solo hay que ver como están, completamente destrozados y soportando temporal tras temporal. Cualquier día se vienen abajo”, protesta el párroco, Francisco Cabaleiro.

Por mucho que han reclamado a la compañía del suministro eléctrico, Naturgy, que los sustituya o al Concello de Baiona que interceda para lograrlo, los vecinos siguen esperando. Ni siquiera los devotos del patrón, que observa a unos metros el riesgo, han conseguido la ayuda celestial pese a sus rezos. Antes de que la pandemia redujese al mínimo la afluencia a las misas, los fieles se santiguaban unos metros antes de entrar al templo mirando de reojo las roñosas columnas. El atrio fue en tiempos un lugar de juegos para los niños de la zona, pero “ya no podemos dejarlos estar aquí porque el peligro es real”, comenta el sacerdote.

50.000 euros

Naturgy asegura que enviará técnicos a revisar el estado de la instalación e incluso a coordinar los trabajos necesarios con el Concello. El gobierno municipal deja claro que “la pelota está en el tejado de la compañía”. El alcalde, Carlos Gómez Prado, asegura que el Ayuntamiento ya trasladó el problema cuando se acondicionó el entorno, hace dos años. “Nosotros ampliamos las arquetas como nos requirió Fenosa para soterrar el cableado y ahora la empresa nos pide alrededor de 50.000 euros para llevarlo a cabo. No nos parece de recibo que el Concello tenga que pagarlo”, explica.