El arbense que paró una presa en el Miño

Opuesto radicalmente a la construcción de un embalse en el río Miño que inundase las ‘pesqueiras’ y acabase con sus lampreas, Ignacio Gago fue el arbense que demostró a todo un pueblo que unidos todo se puede y que no hay gigante invencible cuando se trata de defender el bien común, el sustento de vida y el patrimonio natural. Labrador, pescador e hijo del último alcalde republicano de Arbo (Manuel Gago), Ignacio jamás se dio por vencido, aunque, en ocasiones, lo dejasen prácticamente solo en su ahínco por parar lo que muchos pensaban ya incontenible.

Han tenido que pasar 42 años desde el inicio de su lucha, y casi diez desde su fallecimiento, para que la extinción de la concesión a Fenosa para embalsar aguas internacionales del río Miño y producir electricidad, sea definitiva. El proyecto inicial contemplaba un embalse de 26,5 metros de desnivel en el tramo final del Miño. Los vecinos lo habían asumido como inevitable, en gran medida por la información que les facilitaban las instituciones. Fue Gago quien desde 1978, movilizando a sus contactos, consiguió abrirles los ojos y animarles a luchar por proteger el río y las pesqueiras.

Ignacio Gago fue el impulsor de una campaña de concienciación popular sobre las desastrosas consecuencias que el embalse tendría para las comarcas de los cursos medio y bajo del Miño. “Fue el mayor defensor que hubo del río en ese momento”, explica el presidente de la asociación de pescadores O Trabadoiro, Ángel Fernández, en el documental ‘O Salto’, de Adrián González; en el que también el arquitecto César Portela, defensor de la protección de las pesqueiras, define a Gago como “un defensor, con generosidad, que entendía que lo particular dependía de lo común”.

La pancarta del balcón

Natural de la parroquia de Barcela, Ignacio Gago fue presidente de la Cámara Agraria local. Entre sus acciones ha pasado a la historia la pancarta que colgó del balcón del edificio del sindicato en la que se leía: “A Cámara Agraria e os labradores contra o salto e os traidores” como recuerda Xesús Manuel Xiráldez en su libro “Arbo, vila da Lamprea”, que también recoge que Gago, como presidente de la Cámara Agraria, encargó en 1978 un informe al Centro de Estudios Técnicos (CIES) en el que se advertía del peligro que supondría el embalse para las pesqueiras.

En su tesón por parar el embalse, se dirigió a las distintas corporaciones municipales para que manifestaran su rechazo al Salto de Sela. Y fue más allá, envió a la delegación provincial del Ministerio de Industria y Energía alegaciones a los planes de Fenosa. Gago denunció el modo “caciquil” de proceder de Fenosa. Aquellos que se negaban a vender eran expropiados.

Inició los trámites para la protección legal de las pesqueiras. Después de efectuar numerosos trámites ante la Comisión provincial de Patrimonio y ante la Dirección General de Patrimonio Artístico, en Madrid, consiguió que se incoase expediente de declaración de las pesqueiras de Salvaterra, As Neves, Arbo y Crecente como patrimonio histórico-artístico.

No obstante, finalmente, el expediente nunca se concluyó y la protección únicamente se consiguió para los pescos localizados en Arbo.

Arbense Distinguido 2021

El Concello de Arbo ha registrado recientemente al menos una solicitud para que, como reconocimiento a su lucha y sus logros, Ignacio Gago Pérez sea nombrado “Arbense Distinguido” este 2021, al cumplirse el próximo 13 de mayo una década de su fallecimiento. Su propuesta coincide además con la reciente resolución del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en la que se declara definitivamente extinguida la concesión a Gas Natural-Fenosa del derecho de aprovechamiento hidroeléctrico de este tramo internacional del río Miño. Ignacio Gago (1933-2011) desempeñó además otros cargos electos. Fue concejal de Arbo entre 1979 y 1987 y presidente de la junta provisional de montes de la parroquia de Barcela, así como expresidente del jurado de riego de la comunidad de regantes.

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