El furtivismo entra por primera vez en una sala de vistas de Vigo desde que el Código Penal lo tipificó como delito en 2015. Lo hace de la mano de la Cofradía de Pescadores A Anunciada de Baiona, que decidió llevar a los tribunales el caso de dos presuntos percebeiros ilegales habituales para proteger el recurso que da de comer a más de un centenar de familias en la comarca miñorana. La denuncia del pósito sirvió para que la Guardia Civil abriese una investigación que denominó “Operación Rasqueta”, detuviese a uno de los imputados y se abriese una instrucción judicial que llega hoy a juicio. La Fiscalía pide dos años y tres meses de prisión para ambos acusados por la extracción ilegal de percebe durante años, además de una multa de 7.200 euros.

El marisqueo ilegal no pasaba de falta administrativa hasta hace cinco años. Los expedientes se tramitan en la Consellería do Mar, que propone sanciones económicas que pocas veces llegan a abonarse, dado que los profesionales de estas prácticas suelen declararse insolventes. Ahora pueden enfrentarse a penas de prisión como la que solicita el ministerio público para los dos acusados, un vigués sorprendido decenas de veces por los guardapescas del pósito baionés en las rocas y un vecino de Baiona que le prestaba ayuda vigilando el entorno.

El escrito de acusación del fiscal considera probado que el principal acusado se dedica desde hace varios años a la captura de percebe sin permiso en zonas vedadas y no vedadas y sin discriminación de tallas. Apunta a que el imputado intensificó la actividad irregular desde diciembre de 2018, cuando el colaborador necesario habría empezado a apoyarlo con el traslado en su vehículo, la vigilancia para alertarlo vía telefónica de que escondiese los percebes o los fondease para recogerlos después, además de facilitarle una casa donde guardar el marisco en una nevera. Apunta la acusación pública que ambos operarían a diario y a doble marea con frecuencia, es decir de día y de noche, mientras que los percebeiros de la Cofradía solo pueden faenar una docena de días al mes con un tope de 3 kilos diarios que puede llegar a 5 en campañas especiales como la de Navidad.

Según relata el fiscal en su acusación, ambos acusados son detectados prácticamente a diario por los guardapescas, aunque casi siempre logran esconder la mercancía. El escrito recoge más de una docena de incautaciones de marisco que suman en total 299 kilos de percebe solo en 2019. Algunas de las intervenciones de los guardapescas acabaron, señala la Fiscalía en amenazas a su integridad por parte de los acusados. Tres de ellas incluso con daños a los vehículos oficiales empleados por los vigilantes de la Cofradía. Por el delito continuado de daños, el ministerio público solicita que el principal acusado indemnice a la entidad con 1.873 euros por las reparaciones de los coches.

En relación al delito de furtivismo, además de la pena de cárcel y la multa, la Fiscalía reclama que ambos acusados sean inhabilitados para realizar actividades de marisqueo y pesca, así como el decomiso del vehículo y del material empleado en el marisqueo ilegal y una compensación económica conjunta a la Cofradía por la cantidad en que se determine el valor del percebe incautado.

El ilegal que declaró ante el juez en neopreno y que se atrincheró en el agua al pillarlo la Policía

El principal acusado del juicio que tendrá lugar hoy en el Juzgado de lo Penal Número 1 de Vigo es un viejo conocido de los guardapescas de la Cofradía de Baiona y de toda la comunidad percebeira y ha protagonizado rocambolescos episodios relacionados con su actividad supuestamente irregular en los últimos meses. Cuando la Guardia Civil de Baiona lo detuvo en septiembre de 2019 pasó la noche en el calabozo de la villa real sin cambiarse de ropa como le ofrecieron los agentes. Llevó el neopreno puesto hasta en el traslado a los juzgados de Vigo y prestó declaración ante la jueza de instrucción de igual manera. Hace un mes saltó a la actualidad otra vez tras pasar dos horas metido en el agua en las inmediaciones de la isla viguesa de Toralla en vaqueros y jersey para evitar su captura. La Policía Local de la ciudad y los guardapescas de la Cofradía de Vigo lo habían localizado y se escondió. Los agentes vieron sus efectos personales y lo esperaron, mientras él ignoraba los avisos para volver a tierra.