Ahora que se ha jubilado como presidente de la Sala Civil de la Audiencia se puede decir: El magistrado Jaime Carrera es un redondelano justo, bueno y generoso. Una de esas personas que siempre se necesitan como referencia moral para todos, de ejemplo de como con esfuerzo y dedicación se llegan a alcanzar las más altas cimas de la magistratura o de cualesquier otros ámbitos de exigencia profesional y humana. Su intachable trayectoria de 42 años de ejercicio profesional la inició como juez en Carrión de los Condes (Palencia) en 1979, y pasó por Bilbao –en la época terrible de ETA–, Vigo, Pontevedra –en donde presidió la Audiencia Provincial–, y de nuevo en la ciudad olívica para hacerse cargo de la Sección Sexta, en 2001.

Jaime Carrera es un redondelano ejerciente, bonhomínico y afable. Como toda su familia siempre ha sido amable y pródigo en gentilezas. Todos les recordamos siempre así. Los de su generación le evocan además por su dedicación al estudio –retirado en la finca familiar– y su capacidad para superar una de las más difíciles oposiciones. Se han solicitado para él las más altas condecoraciones, todas merecidas, pero hay una que le ha llegado al corazón, la admiración y el afecto palpable de sus compañeros funcionarios y también la de sus paisanos de la Real Villa de los viaductos. Sin duda estamos ante alguien que merece ser distinguido como Hijo Predilecto, e igualmente como gallego –para eso están las Medallas Castelao y Galicia–.

El currículum y su ejercicio práctico son el acta que evidencia la alta formación y sabiduría. En todo caso, el Magistrado une su nombre al de personalidades de relieve de un municipio que ha ofrecido virreyes a México; moda al mundo; empresarios, farmacéuticos, intelectuales, militares, médicos, musicólogos, periodistas, pedagogos, políticos, químicos, sanitarios; pintores y restauradores de referencia; pero también y, sobre todo, muchas buenas gentes anónimas, agricultores. marineros, comerciantes, hosteleros, empleados del textil, de la industria automovilística o del ferrocarril, tecnólogos, técnicos, emigrantes; redondelanos que han sabido crear una cultura y hacer de su privilegiado entorno un vergel, delicioso, en el que vivir y compartir, cada uno con su forma de pensar o su mejor o peor cantar, siempre con un humor característico, inigualable, choqueiro.

Jaime Carrera es uno más, uno relevante y admirable, pero uno más en un pueblo sorprendente en el que los trenes vuelan y los que nacen jueces son justos. Es un amigo de todos, del que nos sentimos próximos, admirados y muy orgullosos.

*Periodista