Clientes observan el producto en un puesto de alimentación. | // R. GROBAS

El distanciamiento entre los asistentes al mercado fue controlado en la jornada. | // RICARDO GROBAS

Redondela disfrutó ayer de una atípica feria de Reyes. Tranquila y sin grandes afluencias de gente durante toda la mañana. Quizás algo esperado, tal y como está la situación con la pandemia del coronavirus. Aunque los vendedores confiaban en una jornada mejor.

“Toda la mañana pasando frío para solo un par de ventas, el ambiente no tiene nada que ver con el de los años anteriores”, se quejaba el dueño de un puesto de calcetines y ropa interior. Los asistentes tuvieron la oportunidad de adquirir todo tipo de productos agrícolas, textiles o de alimentación en los más de doscientos puestos instalados en el aparcamiento del Campo da Feira y a lo largo de la Avenida de Mendiño, que se cerró al tráfico para permitir un mayor distanciamiento entre los puestos, como marca la normativa anticovid.

Policía Local y Protección Civil vigilaron durante la jornada el cumplimiento de las normas sanitarias en lo que hace referencia al uso obligatorio de mascarillas y al mantenimiento de las distancias mínimas de seguridad. Además, se establecieron rutas de entrada y salida en el recinto para evitar tanto aglomeraciones como cruces innecesarios de personas.

La alcaldesa redondelana, Digna Rivas, así como el concejal de Feiras e Mercados, Vicente Lamas, destacaron la colaboración tanto de los vecinos como de los visitantes durante toda la jornada de compras, ya que actuaron “con sensatez y responsabilidad, cumpliendo con todas las normas que marcan las autoridades sanitarias”, indicaron.

Los precios de saldo animaron a realizar las últimas compras navideñas en este gran bazar, en una soleada mañana aunque con las frías temperaturas de invierno. “Llevábamos tiempo sin venir y esperábamos más afluencia de gente, el año ha sido muy duro para nosotros y tenemos ganas de empezar a levantar la cabeza por eso es positivo que la feria se haya realizado. Esperamos que poco a poco se pueda normalizar la situación”, apunta uno de los vendedores de calzado que prefiere ver las cosas con optimismo. Al contrario que otros, que admite que la jornada no fue tan mala como se quejaban otros comerciantes.

Las mayores ventas, como suele ser habitual, fue para los puestos de alimentación. Productos cárnicos salados, chorizos, quesos, verduras y panes fueron los más demandados. “La gente valora mucho la calidad de estos productos caseros que no los puede encontrar en los establecimientos comerciales, por lo que tenemos clientes muy fieles que vienen siempre que hay feria”, comenta el propietario de un stand repleto de quesos de distintos tipos y otros comestibles.

A partir del mediodía la jornada se animó más, aunque se echó de menos la animación en las calles con el tradicional encuentro de rondallas y ranchos de Reis, que en esta ocasión no se celebró para evitar riesgos en plena pandemia.