La situación sanitaria no permitió realizar la tradicional concentración que se lleva realizando años, pero tanto Salceda como Tui siguen demostrando que no olvidan a los Mártires de Sobredo. Cándida Rodríguez, de Pazos de Reis, Joaquín Estévez, de Soutelo, y Venancio González, de Budiño, fueron asesinados el 28 de noviembre de 1922 en la parroquia tudense de Guillarei. Más conocidos como los Mártires de Sobredo, estos tres vecinos perdieron la vida en un contexto histórico marcado por el feudalismo, una época en la que los agricultores estaban obligados a pagar una renta anual por cultivar sus propias tierras, motivo por el cual surgieron las primeras sociedades agrarias, cuyo objetivo era eliminar unos contratos forales propios del régimen esclavista medieval.

La historia de los Mártires de Sobredo comenzó a escribirse cuando Cándida, Joaquín y Venancio, junto a otras 2.000 personas, acudieron a una manifestación en solidaridad a un vecino de Sobredo a quien, por negarse a pagar el foro, un juez pretendía embargar sus bienes. La concentración fue disuelta entre balazos por la Guardia Civil y las tres víctimas son desde entonces el símbolo de una sociedad agraria martirizada. Fueron sin duda momentos convulsos y de una gran conciencia política que se ejercía desde diferentes colectivos, y por supuesto también desde las asociaciones agrarias.

Para evitar contagios, el Instituto de Estudos Agrarios Mártires de Sobredo (IEAMSo), que se encarga siempre del homenaje, decidió hacer un acto íntimo, con una ofrenda floral a la que asistieron los propios directivos del colectivo, el alcalde de Tui, Enrique Cabaleiro, y su homóloga de Salceda, Loli Castiñeira, y una de las bisnietas de Cándida Rodríguez, entre otros. Todos los allí presentes dejaron flores junto al monumento levantado en honor a los mártires, construido diez años después de los asesinatos, pero fue dinamitado tras el golpe de Estado de 1936. Un intento de conmemorar a los mártires que no tuvo su continuidad hasta 1988. Así pues, a finales de los años 80 el monumento, obra de Camilo Nogueira, fue reconstruido y desde entonces no hay año en el que el Instituto de Estudos Agrarios Mártires de Sobredo (IEAMSo) no reivindique los sucesos de aquel 28 de noviembre. Aún con las grandes diferencias respecto a otros homenajes por las dificultades sanitarias, el IEAMSo no quiso dejar de realizar un emotivo acto que se celebra de forma anual con el objetivo de mantener vivo el recuerdo del esfuerzo colectivo por cambiar un sistema foral que se cobró al menos tres víctimas. IEAMSo recuerda que Sobreso es desde hace más de noventa años un símbolo de la unidad por defender el derecho a no pagar por trabajar la tierra, “símbolo de la importancia de la solidaridad y del pueblo para cambiar el mundo”. Por otro lado, consideran que Sobredo es también una muestra de “la represión más terrible que se puede ejercer sobre el pueblo, sobre unos vecinos unidos que reclamaban sus derechos. “La muerte de Cándida Rodríguez, de Joaquín Besada y de Venancio González, los Mártires de Sobredo, es la imagen más dura de esa dura represión”, apuntan desde la asociación.

Este año no hubo ninguna intervención durante el acto, que se redujo a la ofrenda floral. Habitualmente, se realizaba una tradicional concentración en la Carballeira de Sobredo y posteriormente los asistentes se desplazaban hasta el lugar donde se encuentra el monumento, tras lo cual tenían lugar los discursos de diferentes personalidades que conocen a la perfección lo sucedido. Pero lo que hay que enfatizar es que ni siquiera el COVID ha evitado que Sobredo homenajease a sus mártires.