Todavía hay gente que de este 2020, el año de la pandemia que ha puesto patas arriba la vida de la mitad de la población y ha truncado la agenda de la otra media, ha podido sacar algo bueno. Es el caso de Janet Fernández, una vecina de Budiño (Porriño) que en este “annus horribilis” ha cumplido su sueño: acudir a su enlace matrimonial en coche de caballos. “Con el año tan complicado que llevamos, no solo por el Covid, sino también por cosas familiares; poder cumplir este sueño nos ha hecho felices”, comenta Janet, que se dio el “sí quiero” con Jónatan Rodríguez el pasado 17 de octubre.

El sueño duró hora y media, lo que tardó el carruaje en recorrer los 20 kilómetros que separan su vivienda, en Budiño, de la Quinta do Prazo, finca en la que se casaron al otro lado de la frontera, en Valença, hasta donde acudió la alcaldesa de Salceda, Loli Castiñeira, para acompañar a la pareja. “Contratamos el coche de caballos en Hípica Marcos, en Paramos, y nos dio la posibilidad de recogerme en casa”, explica Janet a quien, solo la lluvia, podía arruinar este día tan especial. “Estábamos muy nerviosos por el tiempo, pero al final no llovió, fue un día nubladillo, ni frío ni calor”, recuerda.

Su padre, que ejerció de padrino, y la hija que tiene en común con Jónatan, Ainara, de 7 años, la acompañaron en el trayecto. “La pequeña estaba más nerviosa que yo; la gente se paraba a ver y nos hacían fotos; los caballos estaban preciosos, engalanados para la ocasión”, rememora esta novia de 29 años a la que el coronavirus solo ha truncado el destino de la luna de miel. “Queríamos ir a Tailandia, ya teníamos todo contratado, pero tuvimos que aplazarlo”, lamenta.

A pesar de haber renunciado, por el momento, a un viaje de novios por el sudeste asiático, Janet y Jónatan volverían a elegir el 17 de octubre de 2020 para celebrar la boda que llevaban planeando un año, cuando el mundo todavía no combatía la pandemia. “No teníamos pensado reunir a mucha gente, solo queríamos compartir este día con los más allegados, esas personas a las que vemos por lo menos una vez a la semana, por lo que las restricciones de aforo no fueron un problema para nosotros”, comentan los novios, para los que, la mascarilla tampoco fue un incordio. “Los invitados fueron muy respetuosos, se ponían la mascarilla cada vez que se levantaban de la mesa”, recuerdan, matizando que, al celebrarse el enlace en Portugal, las normas no eran tan restrictivas: “al aire libre era recomendable, en interiores obligatoria”.

Recomiendan al resto de parejas prometidas seguir adelante con sus bodas pese al Covid-19. Y, aunque han tenido que renunciar al viaje de sus sueños, por ahora, han disfrutado de unos días en familia en Lanzarote, para compensar. “Nos dijeron que era el sitio más seguro actualmente, a Tailandia ya iremos cuando todo esto pase”, promete Janet desde las Islas Canarias.

“Todo salió mejor de los esperado. Fue como una película”, valora la novia, cuyo sueño de llegar a su boda en coche de caballos la ha acompañado “desde siempre”. “Mi abuelo toda la vida tuvo caballos y quería algo diferente”, dice, pensando ya en el próximo sueño por cumplir: que su pequeña Ainara repita experiencia el día que celebre su Primera Comunión. Lo hará al más puro estilo Cenicienta, en una carroza empujada por caballos, también de Hípica Marcos.