Moscas sobre el cristal de una casa afectada, con el colegio Souto-Donas al fondo. | // CEDIDA

Xosé Lois González recoge moscas muertas en una de sus ventanas. | // JOSE LORES

“Sales un momento y te entran mil moscas, levantas un plato y hay moscas, miras por la ventana y tienes el cristal lleno…” El constante estado de alerta que provoca una plaga de moscas la parroquia de Donas, especialmente en los barrios de Souto y Nogueira, genera ansiedad a los vecinos, por si fuera poca la que crean las últimas noticias sobre la otra epidemia. Sobre todo porque nadie se explica el origen del azote de los insectos y porque tampoco encuentran una salida.

Hubo muchas moscas en verano, “más de lo habitual, pero desde hace dos semanas es horrible”, explica Inma Vázquez Alonso, que reside en una de las viviendas más afectadas. Cientos y cientos de insectos rondan la casa y “tenemos que estar con las ventanas cerradas totalmente, nada que abres la puerta un momentito entran por cientos.”, señala. En su caso, la situación es especialmente problemática porque se encuentra en cuarentena como medida de prevención por un positivo en Covid-19 en el trabajo. “Es una locura. Nos pasamos el día con el matamoscas en la mano, pero matas unas pocas y vienen muchas más”, apuntan Inma y su pareja, Xosé Lois González Barros. Han probado con insecticida, pero “tampoco sirve de mucho”. “Los espráis baratos del supermercado las atontan pero reviven. Los únicos que consiguen acabar con ellas cuestan 10 euros en las ferreterías y sí matan unas, pero luego vienen otras”, comentan.

A las mascotas también las atormentan los bichos. “Tenemos dos perros y las moscas les están comiendo las orejas. Con el gato tenemos que tener mucho cuidado porque no podemos dejarlo salir fuera”, añaden.

De las casas, la plaga se ha desplazado al colegio, a solo unos metros. Los alumnos del CEIP Souto-Donas pasaron la jornada escolar del viernes “espantando moscas”. Así se lo comentaron varios de ellos a sus padres. Como hizo la hija de Teresa Pereira al llegar a casa. “Tienen que estar con las ventanas abiertas por la ventilación y les entran. Y lo peor es que el colegio tiene los purificadores de aire con filtros HEPA encargados para evitar abrir tanto en invierno y la Xunta no da respuesta”, comenta molesta esta madre.

Las familias de los escolares se quejaban hace unos días de la falta de respuesta de la Consellería de Educación ante la solicitud de instalación de los aparatos en el centro. Insisten en que los científicos aconsejan el uso y precisamente esta misma semana el CSIC también lo ha recomendado para rebajar la carga viral en espacios cerrados. Y ahora la llegada de las moscas en masa ha complicado todavía más la ventilación continua.

Los negocios de la zona se resienten del multitudinario revoloteo. “Yo tuve que fumigar el local, colocar mosquiteras en las ventanas y tener siempre la puerta cerrada. Es un problema de insalubridad”, comenta una empresaria que prefiere mantenerse en el anonimato.

Al aire libre también se nota la presencia de los insectos. “Los coches quedan cubiertos y que a nadie se le ocurra dejar abierta una ventanilla”, recomiendan los vecinos.

Ninguno se hace una idea de dónde puede proceder la plaga. “Aquí no hay granjas, ni estiércol, ni nada parecido”. Para encontrar la causa y para dar una solución al asunto, reclaman el apoyo de las administraciones. “Nosotros solos no podemos con esto”, recalcan.

“Poco se puede hacer”, afirma el alcalde

Las altas temperaturas del verano han pasado, “pero o certo é que segue habendo moitas en xeral, se cadra porque aínda non vai frío”, explica el biólogo Alfredo López, gondomareño y director de la Coordenadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA). Se trata de la mosca común habitual en los hogares cuando termina el verano –musca domestica de nombre científico– afirma el experto, que tiene claro que “ten que haber un motivo” para que se haya reproducido la plaga. “Encontrar a orixe en cada lugar” es, a su juicio, la única forma de atajarla.

Los afectados han recurrido al Concello en busca de solución, pero el gobierno municipal no la tiene. “Poco se puede hacer”, señala el alcalde, Francisco Ferreira. El regidor asegura que la dirección del colegio Souto-Donas ha solicitado una fumigación y esta semana se valorará el asunto. En los domicilios particulares, “la Administración pública no puede actuar”, afirma. No obstante, el departamento de Medio Ambiente, que dirige el edil Brais Misa, ha solicitado un informe a la empresa que se encarga de las desinfecciones y control de plagas del Ayuntamiento en cuanto el problema comenzó a detectarse hace un mes en Peitieiros y en Mañufe. “Lo que nos dicen es que esta situación está extendida este año por las altas temperaturas para el momento y que fumigar en regatos fuentes y espacios acuáticos, que es donde desovan las moscas, es peligroso para el ecosistema”, apunta Ferreira, quien espera que se cumplan los pronósticos del estudio técnico y “desaparezcan las moscas en cuanto venga el frío”.