La "raia" reclama una parte de los fondos europeos de España para mitigar la crisis

El cierre de fronteras por la pandemia ha hecho que la crisis económica y social derivada del Covid-19 se perciba con mayor virulencia en la "raia" miñota. Por eso, el diputado de Cooperación Transfronteriza y vicedirector de la AECT Río Miño, Uxío Benítez, reclama una parte de los fondos europeos transferidos a España para llevar a cabo el Plan de Recuperación Económica con el fin de mitigar el impacto del coronavirus.

Reivindica Benítez que, dicho plan, que cuenta con un presupuesto de 72.000 millones, debe recoger una línea específica que trate la problemática de la frontera y tenga en cuenta las organizaciones de cooperación transfronteriza y a los concellos para gestionar fondos y minimizar el doble impacto en la actividad económica del territorio del Miño. En este sentido, el diputado señala que el instrumento más adecuado para el desarrollo del territorio es la Inversión Territorial Integrada (ITI), una herramienta contemplada en la normativa comunitaria mediante la cual se ofrece la posibilidad de combinar fondos europeos de uno o más programas con fondos locales, regionales y estatales para garantizar un mejor resultado en la puesta en práctica de una estrategia conjunta de desarrollo.

En este sentido, desde la Diputación requieren que se aclaren las vías de interlocución y acceso a los fondos europeos para entidades públicas no autonómicas, como puede ser la AECT Río Miño, desde donde están desarrollando, en colaboración con la Universidad de Vigo, un estudio sobre las consecuencias de la pandemia en el territorio transfronterizo. Dicho estudio pretende esclarecer cuál fue el impacto del PIB en los municipios de la "raia".

La declaración del estado de alarma en España, junto con la proclamación del estado de emergencia en Portugal y el cierre de las fronteras entre ambos países, derivó en efectos negativos para los ciudadanos de ambos lados del Miño. Uno de los más relevantes lo sufrieron los trabajadores transfronterizos que, durante tres meses, tuvieron que recorrer distancias de hasta 100 kilómetros cada día para acudir a sus puestos laborales, pues el único paso abierto era el de Tui.

Pero no solo lamentaron las consecuencias del cierre de la raia los trabajadores, también se vieron gravemente afectadas las relaciones laborales y comerciales, con una reducción de hasta un 70% de clientes, perdida de empleos o dificultades de abastecimiento en determinados negocios.

Para intentar compensar los efectos de la doble crisis de la "raia", Uxío Benítez advierte que "se trabajarán todos los frentes administrativos y reivindicativos para que el territorio de la frontera no vuelva a ser el gran olvidado".