Mientras la niña Greta Thunberg daba la vuelta al mundo para llamar a la lucha contra el cambio climático, muchos de sus compatriotas suecos tomaban ejemplo y hacían viral el plogging, el llamado deporte sostenible, que mezcla el plock upp, recoger en su idioma, con el jogging, uno de los términos anglosajones extendidos por el planeta para hablar de caminar o trotar. La idea de hacer ejercicio y retirar la basura que uno se va encontrando caló y hasta se organizan quedadas por todo el mundo. El éxito de aquella iniciativa inspira a la comunidad de montes de Vincios en su última invención: el rokking Una actividad física igual de ecológica que la nacida en Estocolmo, pero adaptada a su terreno. Suma los términos 'rozar' y trekking y consiste exactamente en eso, aprovechar las caminatas, en este caso por el Monte Galiñeiro, para arrancar plantas invasoras: eucaliptos y acacias. Los hashtags elegidos para viralizarlo son #vaiderokking y #cadacousanoseusitio y ya han lanzado un spot promocional en las redes sociales.
En octubre se cumplirán tres años desde la brutal oleada de incendios que arrasó el 80% de la emblemática cumbre entre Gondomar y Vigo. No tardó muchos meses en aparecer sobre el terreno quemado el amenazante manto de color verde menta. Millones de eucaliptos brotaban y, además de robar espacio a cualquier otra planta autóctona, perpetuaban el riesgo de incendio. Desde entonces fueron muchas las jornadas organizadas con fecha y hora concretas para arrancarlos. Acudieron brigadas de voluntarios, colegios con sus alumnos, empresas con sus empleados y retiraron miles de retoños de eucalipto. "Pero tenemos la amenaza aquí otra vez y no llega con un día que se retire el eucalipto. Hay que estar encima", explica José Taboada, portavoz de los comuneros.
El rokking surge porque "había demanda de gente que quería venir a quitar eucalipto por su cuenta, porque no podían venir los sábados que convocábamos o por los motivos que fuese", apunta. Así nació este deporte que ha de practicarse allí donde esté señalizado para no invadir propiedades privadas o plantaciones que no corresponden.
Los comuneros han colocado unas balizas para marcar los espacios elegidos. Son unos palos de más de cuatro metros de altura, bien visibles desde lejos, pintados con franjas amarillas y negras en la punta y en blanco más abajo. "Cuando se vea la señal, se pueden arrancar invasoras en 50 o 100 metros a la redonda", apunta Taboada, que prepara ya las geolocalizaciones de cada punto elegido para difundirlas a través de Facebook y de Wikiloc.
Por el momento, han marcado diez lugares en los que ejercitarse y contribuir al desarrollo sostenible del monte. El entorno del conjunto de petroglifos de armas más importante de Europa, Auga da Laxe, es uno de ellos. Las proximidades del merendero de la cima del Galiñeiro, otro. "Iremos señalizando aquellos sitios donde no queremos eucaliptos, sino frondosas", agrega.
Si el plogging sueco triunfa por su rendimiento -los expertos afirman que se pueden quemar alrededor de 300 calorías en 30 minutos al combinar la carrera con las sentadillas de agacharse para coger residuos-, el rokking puede hacerle competencia. Todavía no se ha podido calcular su gasto energético, pero caminar sorteando piedras y raíces y cortar pequeños árboles con un hacha bajando la espalda puede plantearse como un ejercicio bastante completo para brazos y piernas. Ojo con las lesiones.
Pero tampoco es necesario machacarse. El rokkingSe plantea incluso como una alternativa de ocio recomendable en tiempos de pandemia. "Mucha gente, familias con niños, quiere evitar las aglomeraciones y esta es una apuesta segura de ocio", subraya Taboada.
