A seis días de la vuelta al cole más inquietante, las preocupaciones de la comunidad escolar no solo giran en torno al riesgo sanitarios. La renuncia de la gran mayoría de las asociaciones de padres a organizar los comedores y servicios de desayunos para evitar la responsabilidad civil que les atribuye el protocolo anticovid de la Xunta en caso de contagio pone en peligro la conciliación familiar en miles de hogares. Pero hay dos en Baiona que no dejarán que eso ocurra. La del colegio Cova Terreña y la del Fontes-Baíña. Sus presidentas asumen voluntariamente la carga que para sus bolsillos plantea la normativa autonómica si se produjese una infección a la hora de comer y acabase en los tribunales. Lo hacen, con el respaldo de sus compañeros en las directivas, por responsabilidad, "por no dejar tiradas a las familias".

Aseguran respetar y comprender la postura de la inmensa mayoría de sus homólogos en el cargo. Los de toda la comunidad y los más próximos en los centros educativos de las parroquias vecinas de Belesar y Baíña, que todavía no han tomado una decisión al respecto, ya que se encuentran en conversaciones con el gobierno municipal para tratar de lograr apoyo del Concello. Pero prefieren seguir adelante porque consideran que "debemos buscar soluciones en vez de más problemas".

Aula para ampliar

"Claro que es una responsabilidad, pero no más que el año pasado o el otro. ¿Acaso si hay una intoxicación o una salmonelosis, por ejemplo, no recaería también sobre mí? ¿Se van a contagiar justo de 14.00 a 16.00 y no antes o después?", se pregunta Carmen García García, la presidenta de la Asociación de Nais e Pais (anpa) del colegio Cova Terreña, que ultima la colocación de las mesas y sillas con la distancia de metro y medio que la última comunicación oficial indica.

El centro dispone de espacio suficiente para distribuir a los niños y servir la comida que aporta el catering contratado, que proporciona el personal de apoyo y control. "Tenemos el propio comedor de siempre y la dirección nos cede, en caso de que sea necesario, un aula anexa". Es muy probable que la utilicen porque llevan ya 29 niños anotados para el almuerzo y, con el ritmo de inscripciones que llevan, prevén incrementar la demanda con respecto al año pasado, en el que atendieron 37. Reciben incluso llamadas de familias de otros centros del municipio que todavía desconocen si dispondrán o no del servicio. "La gente nos pregunta si puede matricular a los niños ahora. Nos han llamado cajeras, médicas, gente que trabaja en servicios básicos con un horario imposible de adaptar al escolar. Formamos parte de una cadena y todos los eslabones debemos aguantar para que no se rompa", comenta Carmen. "¿Que si soy valiente? No, nosotros también somos madres y también tenemos miedo, pero la gente necesita el comedor. Da la casualidad de que ahora me ha tocado a mí y siento que no le puedo fallar", responde.

En las reuniones con los dirigentes municipales se planteó la posibilidad de que el Concello se hiciese cargo de la gestión, "pero eso implicaría sacar a concurso el servicio y poner límite a las plazas. Nosotros queremos seguir trabajando con el mismo catering, Arelas, y dar servicio a quien lo necesite para conciliar, no solo en función de la renta", aclara Vicky Fernández Pulido, presidenta de la anpa del Fontes-Baíña, que coincide con su compañera en que "no es justo dejar a las familias sin conciliación". "Sabemos que no debería ser una responsabilidad de los padres, pero no podemos dejar a la gente tirada. ¿Va a dejar de trabajar todo el mundo por no tener comedor?".

Mamparas de metacrilato

En su colegio ha aumentado considerablemente la demanda del servicio cuanto todavía falta algo menos de una semana para iniciar las clases. El año pasado atendieron a una media diaria de 34 alumnos y a estas alturas ya han inscrito 42 "y los que vengan en los próximos días", señala.

Su espacio es amplio pero la distribución impide cumplir con el metro y medio de distancia y Vicky solicitaba ayer presupuestos para encargar mamparas de metacrilato para aislar a los pequeños. Para afrontar los costes, los padres cuentan con el apoyo institucional. "Aquí tenemos apoyo del Concello, de la Xunta y de la dirección del centro y nosotros lo que hacemos es remar a favor", agrega.