Con las más de 2.000 entradas a la venta ya agotadas, el XXI Festival Internacional de Títeres arrancó ayer en Redondela en una edición marcada por la Covid-19. La pandemia obligó a suspender actividades paralelas antes habituales como las sesiones escolares o el mercadillo, pero la tradicional cita con los muñecos y los artistas que les dan vida se mantiene en pie con estrictos protocolos sanitarios. "Reivindicamos la cultura en espacios seguros y por eso llevamos dos meses adaptando los espectáculos para que todos los participantes se sientan a gusto y no preocupados", apunta Luis Crespo, director del evento.
El pistoletazo de salida lo dio anoche la compañía gallega Eme2, que representó sus 'Contacreques' en un auditorio de A Xunqueira con aforo reducido a 60 personas, distribuidas en grupos familiares y con varias butacas de separación. "Superamos las exigencias legales de seguridad", afirma Crespo, convencido de la necesidad de seguir adelante con este festival "pues es un motor cultural de Redondela que corría peligro de desaparecer" si no se afrontaba con todas las precauciones sanitarias. En este sentido, el responsable del XXI Memorial Juanjo Amoedo -en recuerdo al impulsor local de los títeres- destaca el apoyo del Concello, Diputación y Xunta para su celebración.
Hoy la programación de sala trae al auditorio municipal a la compañía andaluza Ángeles de Trapo, con su obra 'Error 404'. Mañana será el turno de los madrileños Cazando Gamusinos. Y arrancarán las funciones de calle, en cuatro recintos acotados en la Alameda Castelao, O Salgueiral, Casa da Torre y Paseo da Xunqueira. 'Titiricircus' de Tanxarina y 'Caperucita Roja' de los madrileños de Tropos Teatro serán las primeras de las 22 representaciones teatrales y musicales programadas hasta el domingo, a cargo de compañías como Le Guignol Ortopédique, Mutis Teatro, Mircromina Títeres, Trécola Marionetas o Títeres Cascanueces. La representación internacional, obviamente reducida, corresponde a la argentina Valeria Guglieti, con sus 'Sombras de cine'.
A las carpas habilitadas solo podrán acceder quienes dispongan de entrada, siempre con mascarilla. Los asientos estarán asignados, en el acceso será imprescindible el uso de gel y habrá control de temperatura por parte de la organización. Policía Local, Protección Civil y seguridad privada velarán por que no se produzcan aglomeraciones.
"Después de 20 años de festival tenemos un público fiel que fue el que se hizo con las 2.000 entradas", admite Crespo, que pide "sentido común" a los vecinos y que nadie acuda a las carpas sin tener el pase.
