Marcaron un antes y un después en la música gallega hace cuatro décadas al combinar por primera vez la gaita, las flautas, la zanfona, el arpa, el clavecín y la ocarina. Hicieron historia en 1980 con su disco debut, "A Galicia de Maeloc", el primero procedente de Galicia que se publicó en Francia. Y ayer lo celebraron en Chandebrito dejando huella para la posteridad. Milladoiro protagonizó la tercera edición del festival Chandefolk con un concierto inolvidable tras una jornada de homenajes promovidos por la comunidad de montes de la parroquia y el Concello de Nigrán. Antes de subirse al escenario, los músicos plantaron con los vecinos el "Bosque de Maeloc" y destaparon un milladoiro de 4 metros en su honor.

Diez abedules, diez cerezos, diez nogales y diez castaños. Cuarenta árboles autóctonos, uno por cada año que se cumple desde el lanzamiento del primer trabajo y de la carrera del grupo folk de referencia en Galicia. "Representar en un bosque el disco es algo maravilloso porque está lleno de simbolismo y paralelismos. Hicimos un trabajo musical que puso en valor nuestro folclores y nuestras raíces ya hora quedará plasmado en un bosque que parte de un terreno calcinado donde crecían especies invasoras", manifestó Antón Seoane, uno de los miembros fundadores de Milladoiro, al que el Ayuntamiento hizo mención especial por elegir la parroquia de Camos para fijar su residencia hace veinte años.

El histórico guitarrista, acordeonista y teclista del grupo entre 1979 y 2013 agradeció los honores ante el monumento en piedra que se destapó para la ocasión. Una pirámide de cuatro metros de bloques de granito de 60x60 centímetros y de 300 kilos de peso cada uno, coronado por una zanfona de acero cortén, integra el conjunto encargado por los comuneros al grupo Arte no queimado. Remigio Davila y Juan Coruxo son los autores.