En los montes de Lugo pastan medio centenar de vacas que pretenden ser la salvación de la ganadería extensiva en Galicia. O al menos ese es el propósito con el que el tudense Manuel Vázquez de la Cruz compró hace años vacas cachenas y Aberdeen angus junto a Antonio Garaloces Paz, director del Balneario de Lugo. "Él puso el dinero y yo la idea", bromea Vázquez de la Cruz, más conocido como "Ferruxo". Tras años de trabajo con estas dos razas bovinas, por fin han conseguido un cruce de cachena-angus que haría la ganadería extensiva rentable por la calidad-precio de la carne que producen.

"Lo que pretendo con todo esto, en una lucha sin cuartel, es que se quiten los eucaliptos y se reactive de nuevo el pastoreo extensivo en las montañas de Galicia", explica Ferruxo, que es ingeniero agrónomo. Para lograr esto ha apostado por este cruce de cachena-angus. "Hay tres razas de muy buena calidad: la barrosa portuguesa; la cachena galaico-portuguesa y la Aberdeen angus escocesa", detalla el tudense, que eligió la mezcla de cachena y angus para "aumentar el peso de los canales sin que se pierda la calidad".

En este sentido, explica que, aunque la cachena da una carne de calidad, sus canales son muy pequeños y esto encarece su precio. Los canales son las estructuras anatómicas que quedan luego de que un bovino sea sacrificado: pierna, lomo y espalda. Así pues, el cruce de la raza galaico-portuguesa con la escocesa engrandecería los canales y, en consecuencia, su rentabilidad. Con esta fusión, asegura Vázquez de la Cruz que "conseguimos una carne excepcional, sin que la cachena quede absorbida por la angus". "Es algo que se hace desde hace años en Gran Bretaña, consiguiendo que la carne mixta sea igual de rica que la de las razas puras", asegura el ingeniero agrónomo.

El proyecto comenzó hace 12 años y, al principio, como resultado del cruce, "los terneros morían en el parto por gigantismo", explica Ferruxo, quien logró la supervivencia de los mestizos gracias a que "empezamos a hacer los cruces con vacas del cuarto parto". El fruto de estos años de trabajo ha dado como resultado la certeza de que "no hay problema de cruzamiento si están en libertad", comenta Vázquez de la Cruz, que organizó una comida con comensales tudenses para catar la carne de cachena-angus.

La comida tuvo lugar en Santo Antonio de Poldros, en el municipio luso de Monçao, donde todavía se sigue viviendo de la ganadería extensiva. Además de los impulsores del proyecto, Manuel Vázquez de la Cruz y Antonio Garaloces Paz, también asistieron Mijail Comesaña, ingeniero agrónomo; Aquilino Rodríguez, hostelero, y Milucho Romero, profesor y estudioso de la agricultura, entre otros comensales.

Además de la cachena-angus, y un vino de la DO Rías Baixas recientemente premiado por la unión de catadores, Finca Garabelos, los invitados pudieron comparar esta carne con la cachena y la barrosa. "Las tres fueron calificadas por los papantes de excelentes", cuenta Ferruxo, haciendo hincapié en que "es necesaria una ordenación del territorio gallego para que no se pierda la ganadería extensiva; hay otras cosas además de los eucaliptos".