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(Mal)viviendo con las velutinas

Un matrimonio de Valeixe lleva dos meses llamando al 012 para que le retiren un nido de avispas asiáticas del tejado

Mari Carmen y Juan miran uno de los nidos pegado al tejado. D.P.

Juan y Mari Carmen, un matrimonio de 76 y 74 años de Valeixe, en A Cañiza, llevan más de dos meses conviviendo con un nido de avispas velutinas que los tiene atemorizados, sobre todo a Mari Carmen, que ya ha sufrido dos picaduras y ahora "tiene pánico a abrir las ventanas o salir fuera", comenta su hija, Eva. Ella es la que se encarga de llamar al 012, el número habilitado por la Xunta para alertar sobre la presencia de avispas asiáticas, un mínimo de dos veces por semana; aunque tras dos meses, un par de sustos y un segundo nido en construcción, sigue sin obtener una solución. "Estoy desesperada", lamenta.

"El nido comenzó siendo como una pelota de tenis y ahora ya es más grande que un balón de rugby", explica la hija del matrimonio, indignada porque "algo falla" y al nido inicial ya le ha salido una réplica. Ninguna de las veces que dio aviso al 012 logró que vinieran a erradicar los nidos, cuando, en teoría, tienen cinco días para acudir. Solo en una ocasión, coincidiendo en festivo, recibieron la ayuda de los bomberos. "Como era festivo y no funcionaba el 012 llamamos a los bomberos, que vinieron y le echaron veneno al nido", cuenta Eva, al mismo tiempo que explica que la medida fue insuficiente y el nido siguió creciendo. Llamó una segunda vez a los bomberos, pero estos le dijeron que no era un asunto de su competencia y que debían dirigirse al 012, donde, tal y como denuncia, "a veces no me dan ni el número de aviso".

Ambos nidos se encuentran pegados a la fachada de la casa, algo que está condicionando la rutina del matrimonio, que ya ni abre las ventanas para ventilar porque las velutinas se cuelan con frecuencia en el interior del hogar. Así fue como picaron la primera vez a Mari Carmen. "Estaba lavando los platos y le picaron en un brazo. Se le paralizó el brazo y la tuvimos que llevar al médico", relata Eva. "La segunda vez fue en la huerta, se le coló una entre la ropa y le picó en la barriga".

La mayor preocupación de la hija del matrimonio es que las avispas asiáticas piquen a su padre y que este sea alérgico. "Viven solos en el rural y si pasa cualquier cosa no hay quien lo pueda llevar al médico", lamenta Eva, que urge a la Xunta la retirada de los dos nidos que las velutinas han construido pegados a la casa de sus padres.

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