La edil socialista del Concello de Mos, Verónica Costas, abandonó ayer la disciplina de su partido y se convirtió en concejala no adscrita, primera de este mandato.

La historia se repite, de nuevo los intereses personales golpean al PSOE mosense, que a pesar de haberse convertido en segunda fuerza no es capaz de mantener intacta su estructura. En el pasado mandato, y tras una estela de dimisiones, el portavoz, Emilio Muiños, también abandonó la disciplina de su formación al saber que no sería elegido como cabeza de lista.

En esta ocasión la concejala, número 3, acusó en el pleno a sus compañeras y compañeros de marginarla a la hora de su acción política poniendo como ejemplo la reunión con los demás partidos de la oposición y llegó a referirse a conversaciones internas de un WhatsApp de grupo para negar que diese el paso por interés económico, ya que al pasar a ser la única edil no adscrita pasará a formar parte de todas las comisiones del concello, cobrando por ello. También negó celos personales de la portavoz, Victoria Alonso, que es diputada provincial de Cultura y la persona en la que el aparato provincial depositó su confianza. La edil, que mantendrá su acta, dijo sentirse socialista, pero afirmó que no se sentía representada por el actual grupo mosense.

Además de abandonar su equipo, la edil votó con el PP una reprobación a la portavoz del mismo por las críticas al gobierno local por supuestamente no informar sobre el ingreso mínimo vital, algo que desmintió el PP y provocó molestias en los sindicatos. Al romper la disciplina de voto con el PSdeG, la edil no adscrita votó directamente con los conservadores, algo que ni siquiera se esperaban en las filas populares, según manifestaron.