Por primera vez en su historia reciente, Panxón vivió la noche de San Xoán o oscuras y en silencio. Ni hogueras para espantar las "meigas", ni sardinas asadas para cenar, ni verbena para digerirlas a ritmo de pachanga ni tampoco macrobotellón para esperar el amanecer. La era post Covid-19 y la nueva normalidad se llevan por delante la tradición, al menos este año, y la cita más multitudinaria del verano en la comarca del Val Miñor.

Lo único que no quedó suspendido fue el operativo de seguridad. Aunque el Concello había lanzado una campaña para evitar que vecinos y visitantes abarrotasen como cada año la playa para ahuyentar los malos augurios y dar la bienvenida a las vacaciones, se desplegaron más de centenar de efectivos de la Guardia Civil y Policía Local y voluntarios de Protección Civil. Por si quedaba algún despistado.

Comenzaron a patrullar la costa por la mañana para impedir el acceso a los arenales con material "sospechoso" como las palas que acaban convirtiendo cada año Praia América en una suerte de superficie lunar plagada de cráteres, los palos para quemar o las típicas bolsas plásticas cargadas de bebidas. Interceptaron a unos cuantos grupos de jóvenes que veían en la pasada madrugada una oportunidad única para volver a divertirse en compañía de sus amistades después de tres meses de encierro, clases por videoconferencia y sin locales de copas todavía abiertos.

Los efectivos estaban listos para daban el alto a los jóvenes dispuestos a pasar la noche junto al mar para evitar aglomeraciones, pero apenas se encontraron con ninguno. .A las nueve de la noche estaba previsto desalojar las playas pero no fue necesario porque de ello ya se había encargado la densa niebla desde primera hora de la tarde. Eso sí, los accesos quedaban cerrados los accesos para frenar las tentaciones de acudir de madrugada.

Las patrullas recorrieron el litoral nigranés hasta bien entrada la noche, mientras los habituales potentes focos iluminaban las dunas para protegerlas de cualquier invasión humana que pudiese perjudicar su ecosistema único. A las 8.00 de hoy ya quedaron abiertas de nuevo las playas.

Nadie pudo celebrar el San Xoán como manda la costumbre en la comarca miñorana, ni siquiera fue posible encender fogatas en las fincas particulares. Los concellos de Nigrán, Baiona y Gondomar habían autorizado casi cuarenta solicitadas por vecinos a título particular pero ayer mismo la Xunta remitió un comunicado para advertir de que todas las hogueras quedaban prohibidas y de que sus responsables se arriesgaban a multas.