Una docena de miembros de la Asociación de Muiñeiros do Río Tripes iniciaron ayer la limpieza de maleza de la parcela de 1.400 metros cuadrados en la que se encuentra el Muíño do Mañoco, el molino más antiguo localizado en el cauce del Tripes, con, al menos, setecientos años de historia. Es el primer paso de cara a su restauración y fue posible gracias a la cesión del terreno por parte de su propietaria, la Fundación Félix Rodríguez. Tras la eliminación del matorral que invisibilizaba su protagonismo, se delimitará y cerrará la parcela y se encargará el proyecto de reconstrucción para que el molino recobre su aspecto original, tal y como explica Miguel Méndez, presidente de la Asociación.

La construcción, de la que solo queda su estructura, se encuentra en pleno Camino de Santiago, bajo el puente metálico del Tripes, en la calle Martínez Padín, por lo que la Asociación solicitó a principios de año una subvención autonómica para actuaciones de mejora paisajística y de embellecimiento de bienes y recursos que se encuentren en el Camino de Santiago. Se trata de una ayuda de 10.000 euros que se podría invertir en la redacción del proyecto, pero de la cual todavía no tienen respuesta. Es por ello que todavía no manejan plazos ni presupuestos, pues por el momento solo cuenta con el trabajo desinteresado de los asociados, aunque anuncian que "seguiremos petando a las puertas de las administraciones".

El alcalde de Tui, Enrique Cabaleiro, acudió ayer al acto simbólico de inicio de la rehabilitación del Muíño do Mañoco y pidió sensibilidad con este emblema del patrimonio tudense: "es de todos y todas y tenemos la responsabilidad de cuidarlo y protegerlo". También estuvieron presentes el concejal de Patrimonio, Laureano Alonso, el Cronista Oficial de Tui, Ernesto Iglesias, y el historiador Suso Vila. Este último aseguró que, "aunque la primera mención documental sobre el Muíño do Mañoco se refiere al siglo XIV, los molinos del Tripes ya son mencionados a comienzos del XII".

También explicó Suso Vila que su nombre procede del puente do Mañoco, que se encuentra a su lado y del que se conserva la base. Además, en el molino todavía se pueden apreciar una serie de marcas grabadas en la piedra, como cruces o símbolos, que son, según el historiador, "signos de protección ante los efectos malignos".