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La noche baionesa busca espacio fuera del casco histórico para salvar el verano

A Palma, el cierre de Elduayen al tráfico o el campo de fútbol de Val de Martín, opciones sobre la mesa de Concello y empresarios - Los locales de copas no prevén abrir en fase 3

Cientos de jóvenes disfrutan de una noche de verano en plena calle Ventura Misa. // FdV

No hay desescalada que valga para el ocio nocturno baionés. La fase 3 permitirá a partir del próximo lunes la reapertura de locales de copas y discotecas con el 30 por ciento del aforo, pero la morfología, tamaño y ubicación de los establecimientos en las callejuelas del casco histórico hacen inviable la vuelta del ocio nocturno por el momento, según indican empresarios de la noche. Al eterno problema del ruido y la convivencia con el descanso vecinal se suman ahora las dificultades para mantener la distancia de seguridad en interiores reducidos y la imposibilidad de tomar copas fuera si no hay terraza. Y las estrechas calles de la zona monumental impiden la colocación de mesas y sillas a las puertas de los pubs. El verano está en juego para la actividad, considerada uno de los atractivos turísticos de la villa. Así que el sector y el Ayuntamiento trabajan en la búsqueda de alternativas para salvarlo, según confirman el alcalde, Carlos Gómez, el presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios (Aceba), Marcos Comesaña, y propietarios de locales. Todos ellos han mantenido contactos en los últimos días en esta línea. Se trata de encontrar un espacio fuera del casco para las copas. Debe ser amplio y al aire libre, con la posibilidad de instalar barras y carpas.

Alternativas

Sobre la mesa aparecen varias opciones. Desde cerrar al tráfico la céntrica y concurrida Rúa Elduayen, como se hace para pruebas deportivas como la Vig-Bay, hasta ocupar A Palma. También se ha hablado de llevar la "movida" al campo de fútbol de Val de Martín, en Baredo, para poner en marcha una especie de fiesta conjunta, al estilo del Frades Sunset Festival, que organizan varios negocios del ramo junto con Aceba y el Concello en julio, dentro de la programación cultural estival.

La opción de la instalación deportiva resulta atractiva para todas las partes, pero "muy complicada", admite el alcalde. Se trata de una propiedad de la comunidad de montes de Baredo, que el Ayuntamiento gestiona a través de una concesión y que utiliza, cada vez menos, el Erizana Club de Fútbol. De manera que cualquier uso fuera del deportivo requeriría autorización por parte de los comuneros. Aunque el campo se encuentra muy próximo a las casas de la parroquia, el gobierno municipal rechaza llevar una actividad ruidosa como esta a un núcleo rural sin el consentimiento vecinal. "Lo veo difícil porque no se nos permite reunir a la gente para conocer su parecer. Y no vamos a hacer nada sin consultarlo con los vecinos", explica.

Tampoco se plantean sencillas las alternativas de A Palma o Elduayen. "La burocracia, las medidas de seguridad, el aforo que se permita en cada momento, el despliegue de Guardia Civil y Policía Local", recuerda el presidente de Aceba, "no dependen de nosotros, sino de la Administración". El representante de los empresarios confirma que "los locales no van a abrir" y llama a "arrimar todos el hombro" porque "no se puede dejar un municipio turístico como Baiona sin ocio nocturno, porque a remolque van la restauración y el comercio y pierde todo el mundo".

Empresarios expectantes

Mientras, los negocios de la noche baionesa siguen expectantes las decisiones del Gobierno central y confían en el apoyo del local para no perder el verano. Empresarios como Roberto Fernández Pino, propietario de "La Llave", se muestra pesimista. "O encontramos una solución o estamos abocados al cierre", afirma. Por el momento no abrirá su local de la céntrica calle Ventura Misa. "Vamos preparando algo, pero expectantes a ver cómo evoluciona todo". Tampoco retomará la actividad con la llegada de la fase 3, la próxima semana, la única discoteca del municipio, "Villa Rosa", como confirma su gerente, Ezequiel Simons. "Solo podría abrir con un máximo de 100 personas y es inviable", dice el hostelero, que confía en que fructifique alguna de las opciones para "salvar dos meses que tenemos".

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