El sector viverista de flor cortada del Baixo Miño atraviesa una delicada situación que le lleva a pedir ayuda económica a administraciones públicas para respaldar el trabajo en el campo. Pide financiación de campañas publicitarias, necesarias para incentivar el consumo de planta y flor, como un bien y apoyo al sector local.

La situación no solo afecta a las empresas, sino a muchas familias, por tratarse de uno de los sectores productivos económicamente más importantes de la comarca y uno de los que les identifica como marca productora. Sufren las consecuencias desastrosas de dos meses sin venta, por la alerta del Covid-19, lo que supone pérdidas que oscilan entre un 40 y un 60% de la facturación de la campaña, según cada empresa, explica Patricia Rodríguez, presidenta de acuBam.

En el caso de Viveros O Toxal, su ingeniero agrónomo, Ángel Patiño Diéguez, informa que en esos meses "perdimos más de 100.000 euros en flor que fue a la basura; unos 10.000 euros por semana". O Toxal, con cinco hectáreas de vivero, es una de las mayores empresas productoras de flor de Galicia, con un 50% de clientela en esta comunidad y otro 50% en poblaciones del resto de España. "Nosotros producimos siempre, pero en esos dos meses estaba todo cerrado, nadie compraba". En la actualidad hay un repunte de actividad y "vendemos tímidamente desde antes del Día de la Madre", indica.

Para comprender la problemática que atraviesa el sector "se ha de tener presente que son productos perecederos y se producen en un ciclo de cultivo estructurado, a un mínimo de 6 meses vista", expone Patricia Rodríguez para explicar que "la imposibilidad de ventas, obliga a la destrucción de la mercancía". Eso implica pérdidas por no vender, por inversiones y por gastos en mano de obra. Su sector no puede hibernar, como otros.

Es de público conocimiento que el mayor consumo de flor cortada se produce en actos sociales como bodas, comuniones, fechas de celebración concretas, como el Día da Nai, fiestas patronales.... Pero "no está claro cuándo se podrá retomar este tipo de celebraciones, ni en qué condiciones, con lo cual este punto de consumo de mercancía está totalmente bloqueado".

Explica la presidenta que el ciclo de cultivo obliga a las empresas a seguir invirtiendo para poder tener mercancía en los próximos meses de campaña, con total incertidumbre sobre cuál será la situación y con la posibilidad de que pueda producirse un nuevo bloqueo. "Las empresas, sobre todo las de flor cortada, deben intentar estructurar los ciclos productivos sustituyendo nuevas plantaciones por trabajos de mantenimiento de planta no comercializada, pero esto es igualmente un grave problema de pérdidas económicas para los viveros", por falta de ventas, aumento de gasto sobre la planta producida y dificultades de logística de cultivo por problemas de espacio. "Opino que la economía del país se va a resentir, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo y liquidez por parte de la población, lo que supondrá una reducción del consumo de productos que no sean de primera necesidad", dice Patricia Rodríguez.

Hasta ahora han recibido ayudas del Estado para acogerse al cese temporal de empleo que les exime de pagar la cuota de autónomos y pueden regular sus plantillas de trabajadores a través de ERTEs.

Coplant es la empresa comercializadora de plantas de Galicia, con sede en el Baixo Miño, con 4 socios viveristas y 30 socios proveedores. Su gerente, el ingeniero Emilio Estévez Martínez, informa que la comarca cuenta con más de 1.000 hectáreas de viveros. En los dos meses de alerta "se dejaron de vender en empresas del Baixo Miño dos millones de euros en planta ornamental". Antes de la crisis, la cifra de negocio anual estaba en 20 millones (planta ornamental); 24 millones (sector del vino) y 10 millones (resto de actividad agrícola).