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Retorno a la excolegiata en estado de alarma

Tras un año cerrada, primero por obras y después por la pandemia, la iglesia parroquial de Baiona, del siglo XIII, reabre con marcas en los bancos para mantener la distancia social

Un operario marca la separación en los bancos. // Jose Lores

Con solo un tercio del aforo aunque en todo su esplendor, la iglesia parroquial de Santa María de Baiona reabre sus puertas en pleno estado de alarma tras un año cerrada, primero por obras y en los dos últimos meses por la pandemia. La primera gran reforma en medio siglo del principal templo de la villa, del siglo XIII, ha acabado con las goteras y ha resuelto los problemas estructurales ocasionados por la humedad acumulada. Los fieles pueden visitarlo a cualquier hora del día y acudir a las misas que oficia a diario el párroco, Manuel Salcidos, "muy satisfecho" del resultado de los trabajos.

La Consellería de Cultura e Turismo puso en marcha la rehabilitación integral de la antigua colegiata hace un año con una inversión de medio millón de euros. Las obras se prolongaron durante diez meses y la iglesia estaba lista para reabrir cuando el Gobierno decretó el estado de alarma el pasado 14 de marzo. El culto volvió hace una semana, en cuanto lo permitió la fase 1 de la desescalada del confinamiento, pero sin apenas afluencia hasta el momento. "Al estar en obras tanto tiempo, es posible que mucha gente no se haya enterado de que ya está abierta la excolegiata", explica el sacerdote.

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La extraña reapertura de la excolegiata de Baiona

Acompañado de operarios y todavía en proceso de acotación de los espacios para cumplir con la distancia social de dos metros, Manuel Salcidos hace cálculos. "De las 500 personas que caben, solo podemos recibir a 140. Los bancos, con capacidad para seis, solo pueden albergar ahora a dos personas", señala mientras levanta la vista hacia la bóveda. "Ha quedado todo muy bien. El tejado, el techo, las vidrieras...", apunta

Diseñada y dirigida por los arquitectos Alberto Redondo y Marcial Rodríguez, la reforma comenzó por la sustitución de la cubierta y siguió con una limpieza profunda de las fachadas y con la recuperación de las vistosas vidrieras. Intervenciones programadas para acabar con los problemas estructurales de la iglesia, agravados año a año por las filtraciones de agua y los ataques de insectos xilófagos.

La estructura que sostiene la cubierta, cuyas vigas de madera estaban podridas y deformada, de manera que se sustituyó todo el entablado y las tejas, a las que se les aplicó fibrocemento y materiales para impermeabilizar el tejado. Ahora solo falta que las humedades se vayan secando para que la estructura aguante al menos unas décadas hasta la próxima intervención.

Los baioneses ya pueden volver a disfrutar de uno de sus principales monumentos religiosos, de estilo ojival románico con influencias cistercienses, que fue de 1480 a 1850 colegiata, rango por el que disponía de un espléndido coro central con sillería y órgano, elemento retirado en la última gran reforma -a mediados del pasado siglo- que todavía marca el recorrido de las procesiones -que entran y salen por las puertas laterales para rodearlo-. La iglesia está abierta todo el día a las visitas y acoge misas de lunes a sábado a las 20.00 y los domingos a las 10.30, 12.30 y 19.00.

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