Las playas miñoranas afrontarán la desescalada de manera muy distinta. A la espera de la llegada de la fase 3, prevista el 8 de junio con la apertura de las zonas de baño, Baiona trabaja en la parcelación de sus arenales para garantizar el acceso regulado de usuarios y la distancia social recomendada, mientras que Nigrán la descarta por completo.

El gobierno baionés tiene un plan de sectorización que abordará mañana mismo con la oposición. Se ensayará en la céntrica playa de A Ribeira por tratarse de la de mayor afluencia y de la más familiar. El alcalde, Carlos Gómez Prado, plantea dividir el arenal urbano en cuadrículas de 3x3 metros para cada dos bañistas. Las mismas medidas de 9 metros cuadrados que su homólogo en Sanxenxo propone para la playa de Silgar, aunque con un sistema de delimitación distinto. En lugar de postes y cuerdas, en Baiona se utilizarán cintas ancladas a la arena, "de forma similar a las que se utilizan para marcar las canchas de voley playa", explica el regidor. Se accederá mediante "dos o tres pasillos" que lleguen a la orilla.

Se descarta la colocación del habitual kiosco de bebidas con sus mesas y sillas para disponer de más espacio y se limitará asimismo, indica el regidor, la práctica de actividades deportivas para ganar terreno. En estas condiciones, calcula el aforo de A Ribeira "entre 500 y 700 personas".

A la espera de plasmarlo sobre el papel y llevarlo después a la arena, el alcalde indica que el sistema se adaptará a las características del resto de arenales, en función de superficie y volumen de bañistas. En ninguna se prevén los habituales chiringuitos, por lo que los servicios jurídicos del Ayuntamiento trabajan en la prórroga del contrato de los kioscos, firmado el pasado verano por dos temporadas, para que recuperen la actividad en 2021.

Para controlar el correcto funcionamiento de la sectorización y los accesos, el Concello prevé recuperar las patrullas en bicicleta de Policía Local, que vigilarán junto al servicio de Protección Civil.

Las disputas que puedan desatarse a la hora de ocupar los espacios marcados son una de las razones por las que el gobierno de Nigrán rechaza las cuadrículas. El alcalde, Juan González, no ve necesario acotar en junio los arenales porque "tenemos espacio de sobra y no se acumula tanta gente". Considera que "puede traer más problemas que beneficios" porque "dificultaría la limpieza y podría generar conflictos entre la gente". Otra cosa serán los meses de julio y agosto, pero el regidor nigranés prefiere esperar a conocer las circunstancias de entonces para tomar decisiones.