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VAL MIÑOR

Las rosquillas de Gondomar dan el salto "online"

La pandemia obliga al mayor productor de dulces de romería del área de Vigo a buscar alternativas para sobrevivir

Miguel Jorge Álvarez prepara un pedido de rosquillascristaleiro.com en el despacho de Gondomar, junto a su madre y fundadora del obrador, Rosa Álvarez, y a su hermano Gabriel. // Jose Lores

El negocio redondo de Gondomar también se tambalea. No es que la pandemia haya modificado ni un ápice la tradicional morfología de las rosquillas más populares de Galicia, sino que parece haber dado al traste con su principal punto de venta. Con las romerías de junio prácticamente suspendidas y las del resto del verano pendientes de la desescalada del confinamiento y de la evolución del coronavirus en España, el principal productor de los dulces más típicos de las fiestas gallegas en el área de Vigo busca en la comercialización "online" una vía de escape. "Renovarse o morir" es el lema viral de miles de empresarios para salir de la crisis y Rosquillas Cristaleiro, una firma familiar nacida hace más de dos siglos, también lo hace suyo.

Más de cincuenta años lleva Rosa Álvarez al frente del obrador. A lo largo de todo este tiempo ha logrado llevar el negocio desde la pequeña escala a la distribución por toda Galicia y parte de España, con más de ochenta "rosquilleiras" autónomas repartidas por romerías y mercadillos de toda la geografía gallega e incluso por grandes festejos como la Feria de Abril de Sevilla e incluso por Madrid y Barcelona. Desde que empezó a trabajar con su madre en 1967 "jamás había visto un parón como este".

Con el número 2 del registro de Artesanos de Galicia, creado por la Xunta en 1993, Rosquillas Cristaleiro producía un promedio de 40.000 rosquillas a la semana en temporada baja, alcanzando picos de 150.000 en verano, en paquetes de diez o una docena. El 80% de la producción se vende fuera del despacho de pan que la firma mantiene a pocos metros de la iglesia de San Benito de Gondomar. De octubre a junio, son los escolares que recaudan fondos para sus excursiones de fin de curso los principales clientes. Y en verano, la maquinaria trabaja a pleno rendimiento para los vendedores ambulantes de cientos de festejos a lo largo y ancho de la comunidad.

El decreto gubernamental de estado de alarma pilló a la empresa familiar el pasado 14 de marzo con las cámaras llenas. "Perdimos 25.000 euros en mercancía preparada y en miles de paquetes que los colegios devolvieron. Teníamos además 1.800 kilos de masa preparada para San Benito de invierno y Semana Santa que tuvimos que tirar", lamentan Rosa y su hijo Miguel Jorge Álvarez en la tienda.

Desde la orden de confinamiento producen tan solo un centenar de paquetes de rosquillas, "150 a lo sumo", y han tenido que acudir a un ERTE que envió a casa a sus 9 empleados. Madre y dos hijos se han quedado en el obrador y el comercio electrónico se ha convertido en su gran apuesta. "Hemos trabajado bien con las roscas de Pascua o el Día de la Madre pero eso no nos permite recuperar los empleos", explican. Con un futuro incierto a la vista, lo que pretenden es "estabilizar las ventas" y que vuelvan los trabajadores.

Las ventas "online" han crecido durante la cuarentena. "Antes de todo esto teníamos 3 o 4 pedidos a la semana y ahora son ya unos veinte. Son pequeñas cantidades, pero estamos trabajando para ir por este camino", comentan.

Los clientes virtuales son, por el momento, "veraneantes que cuando vuelven a casa de las vacaciones llevan un cargamento y luego piden durante el invierno". Ahora se trata de ampliar el perfil y para ello Miguel se forma en estas cuestiones. Todo mientras aguarda la marcha de la desescalada y ansía "la llegada del aire fresco que nos dará la fase en que las iglesias puedan acoger actos como las romerías".

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