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La pirotecnia se apaga

Sin romerías, verbenas ni bodas en el horizonte, el sector gallego da el año por perdido y pide a la Admnistración contención en los recortes para poder recuperarse de la crisis

Argimino Alborés, presidente de la Asociación Galega de Industrias Pirotécnicas, en su planta de Camos, con 87 años de historia. // Alba Villar

No es momento de tirar cohetes con una brutal pandemia que se ha cobrado ya más de doscientas mil vidas en el mundo, más del diez por ciento de ellas en España, y con una crisis económica asociada de dimensiones todavía por calcular. Las pirotecnias gallegas son las primeras en asumir que su actividad se sitúa entre las más prescindibles, pero también quieren sobrevivir y estar ahí, listas para aportar su ruidoso y colorido toque de alegría, el día en que las celebraciones vuelvan a la agenda.

El nigranés Argimiro Alborés es el presidente de la Asociación Galega de Industrias Pirotécnicas y acaba de lanzar a las redes un mensaje de ánimo dirigido a sus compañeros, a las comisiones de fiestas que también han parado, y por extensión a todos los afectados por la cancelación de festejos: orquestas, atracciones, feriantes, churreros, pulpeiros y un largo etcétera.

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Además de mostrar su pesar por las víctimas del Covid-19 en nombre de la asociación, Alborés pone el acento en el vídeo en "los últimos que podremos desempeñar nuestro trabajo cuando todo esto acabe". La desescalada del confinamiento será gradual y las concentraciones de gente se auguran lejanas. Sin romerías, fiestas o bodas en agenda, las catorce pirotecnias gallegas han presentado ERTEs y se encuentran totalmente paralizadas. "No podemos fabricar porque tenemos los almacenes a tope y todos los contratos suspendidos", señala.

Pero confía en "salir de esta" con la ayuda de las Administraciones. Pide a los Concellos que no recorten gastos en espectáculos y fiestas cuando pase esta etapa. Así lo hicieron la gran mayoría de ellos tras la crisis de 2008, al igual que las comisiones de fiestas, y eso se llevó por delante el 75% de las empresas del sector en Galicia. "Hace diez años eramos más de cuarenta y quedamos catorce. Hay poblaciones que antes se gastaban hasta 8.000 euros en fuegos cada día de sus fiestas grandes y que el año pasado tiraron solo una bomba", añade.

El año está perdido, insiste, pero espera "que nos permitan vender al público material para las fiestas familiares de Navidad y Nochevieja", para acabarlo con expectativas para el próximo. En todo caso, se muestra optimista porque "nosotros somos somos sinónimo de fiesta y saldremos de esta con esa alegría que queremos recuperar para todos".

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