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VAL MIÑOR

Baiona hace hueco a otras 142 viviendas

La Xunta somete a las sugerencias vecinales el plan parcial de la urbanización que promueven en Cova Terreña los comuneros y una docena de propietarios particulares

Recreación de la fachada marítima de Baiona con la futura urbanización en la parte alta, tras la península de Monte Boi. // A.S/L.Z.

El entramado urbano de Baiona se extenderá hacia el oeste con una futura urbanización prevista en la superficie forestal arrasada por la grave oleada de incendios de octubre de 2017. Se trata de un proyecto que coloca 142 nuevas viviendas en los terrenos del llamado SUD-10 Cova Terreña que recoge el Plan Xeral de Ordenación Municipal, aprobado en 2014. Una bolsa prácticamente libre de construcciones ubicada entre el casco histórico y la autopista y flanqueada por los chalés de Vista Real y los barrios de A Percibilleira y San Antón.

La superficie a urbanizar está integrada por 24 parcelas, unas son propiedad de la comunidad de montes de Santa María de Afora y otras son fincas particulares pertenecientes a una docena de vecinos del municipio. Todos ellos se unieron ya en 2016 como comisión gestora para desarrollar la urbanización a través de un sistema de compensación. Encargaron el proyecto a los arquitectos Ángel Santorio y Luis Zozaya y lo presentaron ante el Concello de Baiona en 2018.

Tras incorporar las indicaciones que recibieron por parte de los técnicos municipales el pasado mes de septiembre, los profesionales elaboraron un documento de evaluación ambiental remitido a la Xunta el pasado 23 de marzo. Ahora, la Dirección Xeral de Calidade Ambiental e Cambio Climático de la Consellería de Medio Ambiente expone públicamente los documentos para que los ciudadanos realicen sus sugerencias a la iniciativa. El plazo para formularlas durará dos meses y empezará a contar en cuanto el Gobierno de España levante el estado de alarma, aunque ya es posible realizar comentarios al respecto a través de la web autonómica.

El ámbito mide un total de 105.578 metros cuadrados y lo conforman los terrenos en pendiente tras el barrio de A Anunciada y el cuartel de la Guardia Civil, todos ellos calificados como urbanizables delimitados según el PXOM y de uso residencial. El proyecto prevé varios bloques integrados en el paisaje en los que se repartirán 112 viviendas colectivas y 30 individuales, todas ellas elaboradas con materiales y morfología "perfectamente adaptadas al entorno", "con techos planos y cubiertas vegetales, de manera que apenas se apreciarán en una foto aérea de la zona", según explica Ángel Santorio, uno de los arquitectos responsables del documento, que incorpora además un cinturón de especies autóctonas para prevenir incendios.

Las construcciones dispondrán de bajo y una planta y una altura máxima de 7 metros. El proyecto incluye además un 11% de vivienda de protección pública en sus prescripciones técnicas y reserva un mínimo de un 10% de la superficie total para espacios públicos.

Parte de esa reserva quedará a disposición de la Axencia Galega de Infraestructuras para ejecutar el demandado acceso a la autopista AG-57 desde el centro urbano, señala el arquitecto. Un enlace esencial para la comunicación del municipio pendiente todavía de desarrollo pese a aparecer en el PXOM en vigor desde hace seis años.

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