La falta de equipos de protección individual (EPIS) ha sido desde el inicio de la crisis del coronavirus una de las grandes demandas del personal sanitario que libra una batalla sin armas para defenderse. Pero, el combate no solo se pelea en hospitales y residencias de mayores, sino también en el interior de los hogares, donde hay muchos solados anónimos ideando estrategias para enfrentar a un enemigo invisible. Es el caso de una "cadena humana" de más de treinta mujeres y diecisiete hombres, la mayoría de la comarca de O Condado, aunque también de Mos, Redondela o Gondomar, que trabaja en la confección de batas para el personal sanitario del área sanitaria de Vigo. "Le echamos horas, ganas e ilusión porque nuestros sanitarios se lo merecen", comenta Marina Alfaro, que cose hasta veinte batas al día desde su vivienda, en Mondariz.

La iniciativa surgió a raíz de la necesidad que tenían en las residencias de ancianos de batas y mascarillas; motivo por el cual estas cincuenta personas se agarraron a sus máquinas de coser para confeccionar equipos de protección individual con los que "preservar la salud de nuestros mayores y de las personas que los atienden", indica Marina. Conocedores de la labor que estaban desarrollando estas vecinas y vecinos de la comarca, el Sergas contactó con una de ellas para preguntarle si podían fabricar batas para el Área Sanitaria de Vigo. La respuesta fue afirmativa.

Para ello, la Xunta paga el material y ellas, altruistamente, ponen la mano de obra. Cortan las telas en un local de Ponteareas, desde donde rehusan hablar de cifras para no crear "falsas esperanzas". "Queremos confeccionar el mayor número posible, hacemos todo lo que podemos", comentan, al mismo tiempo que hace hincapié en que "debemos estar más unidos que nunca". Por su parte, Marina Alfaro confirma que en el día de ayer ya se entregaron unas 200 batas en el Hospital Álvaro Cunqueiro.

Loli Barral, modista con taller en Mondariz, fue la encargada de cortar el patrón de la primera remesa de 60 batas, aunque, por miedo a contagiar a su madre, que padece neumonía crónica, ha tenido que dejar de colaborar al no poder desplazarse a Ponteareas. Aunque no por ello ha dejado de ayudar, pues ahora cose mascarillas gratuitas para todos los que lo necesiten.

Todas las batas se confeccionan con el material homologado. "Son unas telas duras, difíciles de trabajar porque nosotros tenemos máquinas domésticas, que no tienen la misma capacidad que una máquina industrial", comenta Marina Alfaro, quien considera que, "ahora es el momento de arrimar el hombro; ya habrá tiempo para preguntarse qué fue lo que pasó para que los sanitarios tuvieran que trabajar sin garantías para su salud".

Mientras ese momento de dirimir responsabilidades no llegue, las máquinas de coser de esta cadena humana con sede en Ponteareas no parará de confeccionar los uniformes del ejército de sanitarios que pelea contra el virus. "El mejor reconocimiento que podemos tener es el saber que no se van a contagiar", indica este escuadrón con hilo y aguja abierto a nuevos soldados que quieran alistarse en sus filas. Para ello pueden llamar al número de teléfono 678 727382.