Diez equipos de protección individual, los conocidos como EPI, ni siquiera uno por bombero. Es el total de trajes de los que dispone el Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) del Val Miñor para salir a combatir el coronavirus. Llegarían para tres intervenciones, cuatro a lo sumo. "Tenemos para una salida y dos repuestos si estamos tres de turno o tres repuestos si estamos dos", explica el coordinador del servicio, Darío Varela. Son once los efectivos activos en la actualidad, ya que no ha sido sustituido uno de la plantilla que se encuentra de baja.

Afrontan la pandemia con el material "muy contado" y ya han alertado de ello a la Mancomunidade do Val Miñor, el organismo del que dependen, y al resto de administraciones sin obtener respuesta. Se confiesan "preocupados" ante la situación porque "lo normal sería tener dos trajes por trabajador", señala el jefe del servicio. La protección con la que cuentan se compone de los mencionados trajes, ocho gafas lavables, medio centenar de mascarillas y un millar de guantes. Todo adquirido antes de decretar el Gobierno el estado de alarma, hace dos semanas, y por sus propios medios. La encargada de hacerlo fue Rosy Pereira, una de las integrantes de la plantilla . "A principios de año siempre hacemos una compra y cuando vimos que podría ser necesario conseguimos algo más, lo que los proveedores pudieron facilitarnos", explica la encargada de la logística.

Todavía no han tenido que intervenir en casos relacionados con la pandemia pero sí deben estar preparados para ello. Por eso su actividad diaria ha cambiado por completo desde que arrancó el confinamiento. Forman parte del comité de crisis creado con las fuerzas de seguridad y los gobiernos municipales de la comarca, que ha establecido los protocolos de actuación para el momento.

El suyo consiste en mantener los vehículos, equipos e instalaciones desinfectados. Preparados para salir en cualquier momento y acudir a la llamada de los sanitarios que los puedan requerir para colaborar en el traslado de algún enfermo de coronavirus. No es la primera vez que ayudan al personal de las ambulancias en edificios sin ascensor o en casos de pacientes con obesidad mórbida. También tendrían que participar en la desinfección de alguna vivienda o residencia de mayores con infectados o fallecidos por el Covid-19, o incluso de algún lugar público de difícil acceso, al que no lleguen los servicios de limpieza municipales que se encargan de ello en Baiona, Nigrán o Gondomar. "Si aquí no envían a la Unidad Militar de Emergencias (UME) tendríamos que acudir nosotros", afirman.

Refuerzo

Siguen los turnos habituales de tres o dos bomberos cada 24 horas, pero también se preparan para reforzarlos en caso necesario, "según el pico de la pandemia". Lo harán sin los medios adecuados. "Siendo realistas, el material está muy justo y el personal no es suficiente", recalca Darío Varela, quien espera en que el puesto de mando avanzado creado por la Xunta los dote de la protección necesaria llegado el momento. Del incremento de la plantilla en un 50% que recoge el convenio firmado el año pasado -seis agentes más en dos años- nada se sabe.

La comarca solo ha registrado dos pequeños incendios domésticos durante estos quince días de reclusión, por lo que apenas han salido. Han anulado la retirada de nidos de avispas velutinas y cualquier servicio que no sea de emergencia. Piden responsabilidad a los vecinos en ese sentido porque cualquier salida supone un gasto en productos de desinfección. Aunque "la verdad es que la gente colabora y no está llamando por nada que no sea urgente", agradecen.