¿Sabemos lo que en realidad comemos? Esa es la pregunta que se ha hecho el alumnado de Secundaria del colegio Lar, en Mos, antes de confeccionar durante las clases de Educación Física un mural en el que reflejan la cantidad de azúcar que contienen los alimentos procesados que consumen a diario, tales como caramelos, zumos, bollería, snacks o tabletas de chocolate. De esta manera, cada vez que pasean por los pasillos del centro, toda la comunidad escolar es consciente de que, detrás de una etiqueta colorida o de una divertida galleta en forma de dinosaurio, se esconde una cantidad de azúcar que sobrepasa la ingesta diaria aconsejada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS sugiere que la ingesta de azúcar no supere el 10% de las calorías totales diarias, pero el objetivo deseable es que esté por debajo del 5%, lo que equivale a unos 25 gramos de azúcar libre al día; una toma fácil de sobrepasar si tenemos en cuenta que, con solo una lata de refresco, ya estamos introduciendo en nuestro cuerpo entre 35 y 45 gramos de azúcar. Para tomar conciencia de ello, los escolares del Lar cuentan con esta guía en forma de mural que les muestra qué galletas tienen más azúcar y cuales menos, qué refrescos son los más edulcorados o que el chocolate, cuanto más puro, menos azúcar contiene.

"Mediante un impacto visual buscamos cambiar ciertos hábitos alimenticios, sobre todo en lo referente a alimentos procesados, ya que a muchas personas les gusta cuidar su alimentación pero lo hacen con un criterio confundido por el marketing de la industria alimentaria", explica el profesor Ricardo Oliveros, que matiza que "no pretendemos que se haga un cambio radical en la alimentación, sino que nos alimentemos un poco mejor, leamos las etiquetas, evitemos alimentos altamente procesados y dejemos estos productos para ocasiones puntuales".