Las mejores lecciones suelen ser las que se reciben de puertas del aula para afuera. O al menos las que más interés suscitan. De ello son testigos los alumnos de segundo de Bachillerato del IES San Paio de Tui, que ayer pudieron conocer los secretos mejor guardados del archivo de la catedral de la voz del propio canónigo archivero de la diócesis de Tui-Vigo, Avelino Bouzón. La visita, impulsada por el profesor de latín Laureano Alonso, que a priori podría parecer contradictoria por juntar bajo una misma estancia pilas y pilas de libros antiguos con jóvenes en bulliciosa adolescencia, resultó de gran interés para el alumnado, que pidió volver.
Nada más llegar, Bouzón desplegó ante sus invitados el pergamino más antiguo que tiene en custodia. Se trata de un privilegio de 1095 firmado entre Doña Urraca y Alfonso VI con motivo de la donación del coto de Tui. También hablaron de otro privilegio de gran interés, el de la refundación de la ciudad en 1170 tras haber sido arrasada por los normandos. En este sentido cabe destacar que el destino del topónimo tudense pudo ser bien diferente al que es ahora, pues en aquel momento se propuso otro nombre para Tui. Concretamente "Bonaventura", denominación que quería expresar lugar de la "buena suerte". Este año se cumple el 850 aniversario de esta efeméride y Laureano Alonso, que además es concejal del Concello de Tui, ya está planeando algún acto que ponga en valor este preciado documento.
Pero esta no es la única joya que guarda el archivo. También hay códices de gran valor, como el "Códice Pontifical de la Catedral de Tui", datado en finales del siglo XIII y considerado por Avelino Bouzón como "uno de los mejores códices de Galicia". "Estuvo expuesto en Santiago junto al Códice Calixtino", reveló el profesor Alonso a sus pupilos.
Otro de los códices que pudieron ver los alumnos fue una pasionaria del siglo XII. "Es el más turístico", dijo Bouzón, refiriéndose a que el tomo ha estado en varios lugares del globo por el interés que despierta la descripción de la vida del Apóstol Santiago que hay en el interior de sus páginas.
Junto a estos ejemplares, miles de libros más, pues el archivo se divide en dos: el capitular y el histórico-diocesano. Este último con el registro de los bautismos, enlaces matrimoniales y defunciones de todas las parroquias de la diócesis. "Mucha gente viene aquí a reconstruir su árbol genealógico, pues el registro civil comenzó en 1871 y todo lo que sea de esa fecha para atrás solo se puede encontrar aquí", explicó Avelino Bouzón, que además expuso que los cuatro grandes peligros de un archivo son "el fuego, el agua, el polvo y los robos".
Gran expectación causó también el material de los propios ejemplares, fabricados con pieles animales en antaño. "¿Este también es hecho con abortos de vaca?", preguntó una alumna, pues, según les había explicado el archivero, era habitual interrumpir los embarazos de los animales (terneros, corderos o cabritos) para que la piel saliera sin vello y producir un mejor "papel".
La visita terminó en la sala capitular, donde hay un episcopologio con el nombramiento de los más de cien obispos que tuvo Tui, empezando por Epitacio en el año 57 y terminando por Luis Quinteiro Fiuza en 2010. Entre ellos se encontraba Fernando Hue Gutiérrez, cuyo retrato de gran tamaño cuelga del archivo capitular con un parecido que no escapó al ingenio de los alumnos del San Paio. "Se ríen porque dicen que es mi doble", comentó al entrar el profesor Laureano Alonso.
