Los trabajos de demolición del antiguo colegio Igrexa de Chapela están impidiendo el descanso nocturno de los vecinos de la zona, que ayer expresaron sus quejas por los continuos ruidos de la maquinaria hasta altas horas de la madrugada.

Las labores en los últimos días se realizan durante la noche al tener que cerrarse al tráfico, por motivos de seguridad, los dos carriles de la autopista AP-9 más próximos a las instalaciones escolares. Una situación que ha generado malestar entre los residentes del entorno, que denuncian que no pueden dormir por el sonido de los golpes de la maquinaria y las vibraciones que produce el derribo de la edificación, ya prácticamente reducida a escombros.

El responsable de la empresa que ejecuta la demolición explicó ayer a los vecinos que los trabajos de esta última fase tienen que realizarse en horario nocturno al ser el momento de menor intensidad de tráfico en la autopista, para lo que disponen del permiso de la concesionaria Audasa, que durante las noches cierra a la circulación los dos carriles que se encuentran pegados al antiguo centro escolar. Además, también se ha instalado una red de protección de más de cinco metros de altura para garantizar la seguridad de los conductores ante cualquier escombro que pudiera salir despedido al vial.

Sin embargo, los afectados argumentan que la normativa municipal prohíbe trabajar por las noches para preservar el derecho al descanso de los residentes y creen que se podrían haber buscado otras alternativas para realizar los trabajos. "No puede ser que estén trabajando hasta las cuatro de la madrugada con ruidos insoportables y los vecinos no podamos dormir", se queja Andrea Ricón, que reside a menos de 50 metros de las viejas instalaciones escolares. "Avisé a la Policía Local y me dijeron que no tenían constancia, así que ni siquiera sabemos si solicitaron permiso al Concello", afirma esta afectada.

Los vecinos del entorno aseguran que nadie les explicó que la última fase de los trabajos de demolición se realizarían por la noche al tener que cerrar dos carriles de la autopista. "Al menos tenían que habernos informado, es lo mínimo, porque aquí nadie sabía nada", lamenta Andrea.

Otra de las afectadas, Dolores Sánchez, asegura que durante la pasada madrugada llamó a la Policía Nacional y al Local para comunicarles el problema. "Me dijeron que se iban a pasar a preguntar por los permisos, pero estuve esperando más de una hora y allí no apareció nadie" , denuncia.

Los residentes de la zona confían en que los trabajos de demolición rematen pronto y que la limpieza de los escombros se realice en horario diurno para evitar molestias.