La villa de Redondela demostró ayer su devoción por San Sebastián, que llevó a las calles del casco urbano a decenas de personas para participar en la procesión en honor a este santo considerado como el patrono de las personas moribundas y contra las pestes y epidemias.

Los actos religiosos comenzaron con la tradicional misa solemne en la iglesia de Santiago. A continuación, a las 18.45 horas, una tirada de bombas de palenque anunciaban la salida de la comitiva en su recorrido por el centro, acompañada por la Banda de Música de Redondela y por numerosos fieles portando cirios. Durante el itinerario se realizaron varias paradas para dar descanso a los porteadores de la imagen, ante el elevado ritmo de la marcha religiosa.

La procesión obligó a cortar el tráfico en todo el centro urbano durante la tarde, ya que la imagen del santo recorrió Alfonso XII y Pai Crespo hasta la Praza de Ponteareas. Esto provocó importantes retenciones de coches en la localidad.

La devoción de la villa por este santo se debe a la supuesta protección que ofreció a Redondela contra las epidemias de peste del siglo XIV y las de finales del XVI y principios del XVII. Según explican en la web local anecdotario redondelán, esto llevó a la creación de la Hermandad de San Sebastián en el siglo XVIII, que estaba vinculada al gremio de los toneleros.

A principios del siglo XX, la noche anterior a la celebración se ponían a arder barricas llenas de alquitrán en la plaza de abastos. En el día de San Sebastián, por la tarde, cuando salía a procesión, en la Alameda se disparaba un cañón cargado de caramelos para disfrute de los niños. Por la noche la fiesta continuaba con un baile.

Al día siguiente se celebraba el día de la astilla, fiesta de los carpinteros. La familia que acogía la fiesta guardaba el pendón en su casa hasta al año siguiente. Al igual que en San Sebastián, por la noche también se celebraba un baile.