De la ciudad al campo por amor y por la ganadería ecológica. Carlota Simón, de 25 años, abandonó el centro de su ciudad, Vigo, hace cinco años para irse a vivir con su novio Iván González, de 27 años, a Nespereira, en Pazos de Borbén. Esta decisión de vivir juntos en una aldea fue paralela a la de comprar sus dos primeras vacas cachenas, una especie en extinción que enamoró a ambos.

La compra en Nigrán de estas dos cabezas de ganado de cabeza y cuerpo pequeños, aunque de largos cuernos, fue solo el inicio de un sueño que está cada vez más cerca de materializarse: tener una explotación ganadera ecológica de vaca cachena. "Siempre me gustaron los animales y mi chico fue enseñándome, poco a poco, este mundo que acabó por engancharme por completo al observar la cara de mi hija, que ahora tiene 14 meses, cuando vio por primera vez a estas vacas", explica Carlota.

La oportunidad de negocio surgió con la recuperación del monte Galleiro tras los incendios de 2017, en los terrenos de la Comunidad de Montes de Padróns. El proyecto de regeneración del monte incendiado, que está llevando a cabo la Xunta, con la comunidad de montes y el Banco Santander, incluye la creación de dos pastizales; uno de 11 hectáreas y otro de 135 hectáreas.

En el más grande, que estará concluido este mes, criará Carlota sus vacas cachenas. Actualmente cuenta con 50 cabezas que alimenta en fincas de propiedad de la familia de su novio y de los vecinos, en Nespereira. "Estas vacas son muy difíciles de encontrar por estar en peligro de extinción. 48 las compramos en Ourense, a ganaderos que se jubilaban por falta de relevo generacional", indica Carlota.

Su negocio, Ganadería GS, será de ganadería ecológica. Sus vacas cachenas serán criadas por completo al aire libre, en extensivo, valiéndose de las 135 hectáreas de pastizal cerrado y 800 hectáreas más a su alrededor habilitadas para pasto.

"Si me conceden la subvención solicitada podremos llegar a las 135 cabezas, porque la recomendación es una vaca por hectárea de terreno", explica la joven ganadera, que actualmente trabaja en una residencia de mayores como auxiliar de enfermería. "Me gustaría dedicarme a la ganadería porque tendría una libertad de horarios que en un trabajo a turnos no tengo, y teniendo una niña pequeña podría conciliarlo mejor", planea esta joven emprendedora.

La parte de la comercialización es la que más le asusta. "El negocio se centrará en la venta de las vacas para consumo de su carne, pero sabemos que es una carne que está sin introducir en el mercado gallego y en el nacional, porque se exporta a otros países". El motivo es, según Carlota, "que son vacas pequeñas y su rendimiento de carne es menor que el de otras vacas; sin embargo su carne es muy jugosa y sin apenas grasa", asegura esta nueva ganadera, que se marca el reto de dar a conocer la potencialidad gastronómica de las cachenas en restaurantes y carnicerías.

A pesar de su gran cornamenta, Carlota asegura que no son peligrosas. "Se alejan, se asustan si ven a alguien desconocido", asegura. En 2020 crecerán en libertad en la parte del Galleiro recuperado.