La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha confirmado la pena de 41 años de cárcel para el hombre que asesinó a un joven en la noche de San Xoán de 2017 en la playa de Arealonga, en Chapela, de un disparo a quemarropa.

José Luis L.P. fue sentenciado por la Audiencia de Pontevedra a 24 años de prisión como autor de un delito de asesinato, a diez años por intentar asesinar a otro joven y a otros cinco años por intento de homicidio a los dos agentes de la Policía Nacional que lo detuvieron. Además, le impusieron dos años de cárcel por cometer un delito de tenencia ilícita de armas.

Los magistrados del alto tribunal gallego han desestimado el recurso de apelación interpuesto por la defensa, que alegaba que su cliente no intentó disparar a los policías. Señalan que "no ha explicitado en modo alguno cuál otra podría haber sido la intención del condenado al meter la mano en el lugar donde tenía el arma, desoyendo el requerimiento de los agentes, quienes portaban sus armas reglamentarias".

El tribunal considera que "no hay explicación alternativa mínimamente razonable que justifique ese proceder más allá de la que se ha tenido por cierta". Abunda en que de las manifestaciones de los agentes se infiere, "sin duda alguna", el resultado probatorio alcanzado por el tribunal.

Los jueces aseguran que el resto de cuestiones planteadas por la defensa "no dejan de ser meros alegatos dirigidos a alterar la valoración de la prueba practicada, concretamente en el aspecto referente a la veracidad de las manifestaciones de los testigos".

El alto tribunal gallego también indica que los hechos probados "impiden considerar error alguno" en lo relativo a la posible aplicación de una circunstancia eximente, completa o incompleta, o atenuante.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del 24 de junio de 2017 cuando el condenado mató de un disparo en el pecho a un joven, Daniel Beltrán, después de que este último le pidiera que no orinara en la playa e intentó matar a otro joven al que disparó pero no le llegó a dar. José Luis L.P. fue detenido poco más tarde con un arma de gran calibre en su poder cuando ya se había subido a un taxi en el que pretendía huir del escenario del crimen.