Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LOURIÑA

La "nieta" ucraniana de Loli y Paco

"Adelina me cambió la vida y devolvió la sonrisa", asegura esta madre de acogida de Mos

Adelina con sus padres de acogida // D. P.

"Fue el 16 de mayo de 2018, cuando leí en la prensa una noticia de una pareja gallega que acogió a niños ucranianos a través de una asociación andaluza y que tenían un problema, no disponían de casa para otros dos; los papeles estaban arreglados pero lo que faltaba era la familia de acogida. No lo pensé un segundo, busqué en internet el contacto de la ong y llamé para ofrecerme". Así narra Loli Costas, vecina de Tameiga, cómo comenzó una nueva etapa de su vida junto Adelina, una niña de ocho años procedente de un país pobre, desestructurado y sin recursos.

En un par de semanas, Adelina ya estaba en Mos, en donde pasó todo el verano. Volvió en Navidades y ahora este año regresó en junio, ya se fue, y volverá de nuevo para las fiestas navideñas. Será así hasta que cumpla los 12, ahora tiene 10, luego cabe la opción de que permanezca en España para estudiar y ya a los 18, cumpliendo la mayoría de edad, será ella misma quien decida dónde quedarse.

La mayoría de los niños con los que trabaja esta ONG proceden de orfanatos y aunque no están desatendidos sí están faltos de cariño; también hay casos de niños de familias desestructuradas con padres que padecen alcoholismo. La situación concreta, y a la vez poco común, de Adelina es diferente, "ella tiene una madre y una familia en Uzyn que la quieren mucho, pero la pobreza en la que viven es inmensa; nosotros desde aquí ayudamos en todo lo que podemos, les enviamos ropa y comida e incluso mediamos para que, a través de la asociación, se les cubra necesidades puntuales y que la propia Adelina me comunica cuando hablamos por teléfono", explica Loli.

Ir de camping, a la playa, al cine, de excursión y jugar con niños de su edad, son las experiencias inolvidables que Adelina se lleva consigo en sus regresos a Ucrania, los cuales, por cierto, "también anhela y cuenta los días que faltan para volver a ver a su familia". Pero en este proyecto, la parte buena también se la llevan los padres de acogida "me da más ella a mí que yo a ella, me sacó de la tristeza tras haber pasado por un momento complicado; con ella volvieron las ganas de salir y la alegría". Para Loli y su marido, Paco Outeiral, Adelina es como "una nieta que vive en el extranjero, con la que hablamos por teléfono y que en sus visitas nos ocupamos de darle todas las atenciones posibles, llevarla al médico, a actividades formativas y lúdicas y sobre todo le damos mucho cariño, tanto como el que recibimos".

Las muñecas y el idioma son dos de las anécdotas que nos cuenta Loli sobre Adelina. "Le encantan las muñecas, en Uzyn no tenía y se llevó bastantes de aquí, casi todas regaladas por las hijas de mis amigas y las barbies de mi hija (Loli tiene dos hijos de 37 y 42 años). Al principio nos entendíamos a través del traductor del móvil, pero a la semana ya no fue necesario y ahora habla perfectamente español y también algo de gallego, de hecho tiene un deje gallego muy simpático".

Loli anima a los vecinos del municipio y a toda la gente en general a colaborar con esta iniciativa, "pues a lo contrario de lo que muchos puedan pensar, con prácticas como estas se recibe mucho más de lo que uno da y te das cuenta del egoísmo afincando en el mundo en que vivimos". Ella se presta a asistir a cualquiera que desee contribuir con la causa trasladándole su experiencia.

Compartir el artículo

stats