Prácticamente ninguna terraza del casco histórico baionés podría instalarse según la normativa estatal en vigor desde enero. La Orden del Ministerio de Vivienda sobre accesibilidad en espacios públicos fija franjas mínimas de 1,80 metros de ancho entre las mesas y sillas y las fachadas de los locales para facilitar el paso a personas invidentes o con movilidad reducida. Un golpe que la hostelería local ha esquivado este verano pero que el Concello pretende neutralizar a través de una revisión de su ordenanza municipal de ocupación de la vía pública con el respaldo de los principales afectados, los hosteleros.

El alcalde, Carlos Gómez, emitió ayer un bando para convocarlos a todos a una reunión que se celebrará el próximo martes, día 15, a las 10.00 en el multiusos Ángel Bedriñana, en el sótano de la plaza de abastos. Su intención es adaptar la normativa municipal a la estatal "co consenso de todos eles".

El regidor confía en salvar la actividad hostelera al aire libre en el casco vello "polas características especiais de Baiona". Para lograrlo, el gobierno municipal ha solicitado ya al Ministerio la excepcionalidad del municipio para tener tiempo a adaptar la ordenanza y ha requerido a la Xunta un informe sectorial que lo marque las pautas para modificar la normativa municipal.