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CONDADO PARADANTA

Importadoras de vino asiáticas viajan hasta As Neves para vendimiar

Llegan de Hong Kong y Shanghái para participar en la recolección de uva en Abadía de Tortoreos

Las dos importadoras asiáticas y Enrique Fernández, vendimiando. // A. Hernández

Desde las cinco de la madrugada hasta la una de la tarde vendimian estos días en la bodega nevense Abadía de Tortoreos, ubicada en la parroquia de Setados. Ese mismo horario ha sido el de las dos importadoras de vino que viajaron desde Hong Kong y Shangai, respectivamente, para vivir, en persona, el proceso de elaboración de vino de esta bodega, de origen familiar, de la que están al frente Enrique y Félix Fernández, padre e hijo. "Preferimos madrugar para evitar las horas de calor y lograr una temperatura idónea de la uva" explica Félix, quien adelanta que la previsión para el próximo año es realizar toda la recolección de uva durante la noche. "Pensamos comenzar a las doce de la noche y así conseguir que toda la uva esté a una temperatura idónea, fresquita. Aquí sorprende pero en Cataluña o La Rioja se vendimia tanto de día como de noche, y se trabaja más a gusto sin calor" asegura.

Las dos importadoras asiáticas que nunca antes habían vendimiado no dudaron en colocarse la linterna en la cabeza, al igual que los otros diez vendimiadores de Abadía de Tortoreos, y, tijera en mano, cortaron racimos que, colocados en cajas, se transportan en tractor o furgón hasta la bodega.

"Conocieron nuestros vinos en Vinis Terrae, el Salón del Vino y Licores Gallegos de Calidad en Ourens, y se llevaron una cierta cantidad a Japón. Por lo visto, fue el que más gustó de todos los que se llevaron y han querido conocer cómo lo elaboramos" explica Félix.

Esta bodega solo presenta, desde hace tres años, sus caldos a los Premios Vinduero Vindouro y siempre logra medalla de oro. A pesar de sus éxitos, el minifundio existente dificulta su crecimiento y tienen que hacerlo poco a poco. Félix y su padre han sido siempre viticultores pero, hartos de tener que esperar demasiado para cobrar las uvas que vendían a las bodegas, decidieron sacar al mercado sus propios vinos. Producen menos de 30.000 botellas cada año y su aspiración es llegar a las 50.000 ó 70.000 botellas algún día. Actualmente exportan a Estados Unidos, Dinamarca, Alemania, Suiza, República Checa, Malta y, ahora también, Japón.

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