Los avistamientos de tiburones azules en las Rías Baixas se han multiplicado en esta semana de calor de septiembre. Después de que captasen a un ejemplar de cerca de un metro en la dársena de Cangas y a una cría en una cala de Monte Lourido (Nigrán), en la mañana de este sábado varios bañistas se encontraron con otro escualo en la orilla de Praia América. Sin embago, esta vez la pequeña tintorera estaba muerta y había llegado hasta allí empujada por las olas.

Varias personas de todas las edades recogieron al tiburón azul y decidieron retratarse con él. Los bañistas sujetaban el cadáver del animal por la cola imitando la clásica estampa de un día de pesca. Una de las personas que encontró la cría de tintorera en la orilla, un profesor, se quedó con el cadáver del animal con fines didácticos. El ejemplar juvenil de prionace glauca, de algo menos de un metro, supone otro de los muchos hallazgos de tintoreras en las aguas de las Rías Baixas. De hecho, la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) ha dejado de catalogar los avistamientos de tiburones azules al ser tan numerosos.

Esta especie no tiene su hábitat habitual en las zonas más próximas a la costa, sino más allá de de las Islas Cíes, pero en los últimos años se ha incrementado el número de avistamientos. Los biólogos estudian las causas del fenómeno; una de las hipótesis es el calentamiento de las aguas. Al ser crías no son peligrosas, pero sus dientes pueden causar heridas, por lo que se aconseja no propiciar una reacción agresiva del animal.