Amado Ricón Virulegio, alcalde de Redondela entre 1996 y 1999, falleció ayer en su localidad natal a los 85 años de edad, tras una larga enfermedad. Deja viuda, tres hijos y siete nietos, así como una huella imborrable entre los redondelanos por su carácter afable y erudito.

El Concello de Redondela, a propuesta de los grupos municipales, acordó declarar dos días de luto oficial como muestra de condolencia, que traslada "en especial a sus familiares y allegados, por su trayectoria y dedicación". Hoy a las 12 del mediodía se guardará un minuto de silencio en la casa consistorial.

El sepelio de Amado Ricón se oficia esta tarde en el cementerio de Cesantes, y los funerales a las 18 horas en la iglesia de Santiago.

Trayectoria vital

Amado Ricón nació en el barrio de A Esfarrapada en 1933, siendo el quinto de seis hermanos. Su madre era pastelera y cocinera y su padre, ebanista. En su niñez recibió clases de la pedagoga Ernestina Otero, fue monaguillo e ingresó en el Seminario de Tui. Por tener lazos familiares en Estados Unidos, a los 25 años emigró a Nueva York.

Allí comenzó limpiando pisos pero su formación humanística le permitió adentrarse en la vida académica, primero como profesor de español. Obtuvo su licenciatura y doctorado en el College of State Island, hasta llegar al cargo de catedrático de Lengua y Literatura española y jefe del Departamento de Lenguas Romances. Su tesis doctoral versó sobre el poeta gallego Eduardo Pondal, de quien publicó su poema épico "Os Eoas".

Durante su estancia en Manhattan estableció contacto con exiliados, y fue secretario y presidente de la Casa de Galicia de Nueva York.

Regresó a Redondela en 1992. Un año después recibe la Medalla Castelao. Por influencia de Adriano Marques de Magallanes se adentra en la política local. Candidato del PP, en 1996 llega a la Alcaldía tras una moción de censura. Después fue diputado provincial encargado de Cultura y director del Instituto Galego de Artes Escénicas. Publicó ocho libros, casi todos en gallego.

Ya retirado de la vida pública, frecuentó tertulias y paseos. Sus amigos destacan su disposición a hablar con todo el mundo, el gusto por platos tradicionales y la sonrisa perenne. Su paso por la política "le cogió de sorpresa, no era lo suyo", comentaba ayer un allegado. Con Amado Ricón se va un referente de Redondela y su cultura.