La proliferación de caballos salvajes en los últimos meses en el monte de Moscoso está generando preocupación entre los vecinos de esta parroquia de Pazos de Borbén, que advierten del peligro que suponen para los conductores la presencia de los animales en las carreteras y también temen que las manadas invadan las zonas de cultivo y se acerquen a las casas en busca de alimento.

La comunidad de montes de Moscoso ha detectado cerca de una veintena de equinos sueltos en sus terrenos, en los que está prohibido el libre pastoreo -al igual que en otras parroquias del entorno como Xunqueiras o Pazos-, por lo que creen que los animales han sido soltados por ganaderos de otros municipios. "No sabemos quienes pueden ser los propietarios no nos han pedido permiso ni sabemos su están identificados, lo que tenemos claro es que hay que ponerle freno a esto porque es una práctica que está prohibida en nuestra zona y no queremos volver a tener los mismos problemas de hace seis años", indica el presidente de los comuneros de Moscoso, Álvaro Martínez Leiro.

El dirigente de los comuneros se refiere al conflicto vivido en febrero de 2013 cuando los concellos de Pazos de Borbén y Fornelos de Montes, con la colaboración de trece comunidades de montes de ambos municipios -Moscoso, Ventín, Fornelos, Traspielas, Calvos, Xunqueiras, Pazos, Amoedo, Borbén, Cepeda, Nespereira, A Ermida y Toutón-, realizaron batidas por los distintos montes de la zona para proceder al apresamiento de los caballos salvajes que carecían de microchip o elementos de identificación, ante el riesgo que suponían para el tráfico y los daños que causan en las explotaciones forestales agrícolas. En aquella ocasión se capturaron 85 ejemplares de caballos y una decena de vacas salvajes tras la contratación de una empresa especializada con la colaboración de comuneros y personal municipal.

"De momento el problema no es tan grave porque no son cientos de cabezas, pero no queremos que vaya a más porque las manadas van criando y enseguida se dispersan y colonizan toda la zona, por lo que hay que ponerle freno ahora", apunta, y recuerda que este problema causó en 2012 más de treinta accidentes en los viales de Pazos y Fornelos, algunos con heridos de gravedad. "En estos casos, además del riesgo para los ocupantes, es que los animales, al carecer de identificación, no hay nadie que se haga responsable de los daños", indica Marínez Leiro.

En caso de que la situación se mantenga, los comuneros se pondrán en contacto con la Xunta para adoptar medidas y procederán a apresar el ganado cumpliendo con la normativa vigente.