El alcalde nacionalista de Mondariz, Xosé Emilio Barros, compagina de momento su actividad laboral en el sector de la alimentación y las bebidas con su nueva responsabilidad "inesperada" de regidor. "Durante al menos estos primeros quince días tendrá que ser así y mientras resistamos no hay problema" asegura Barros, que a sus 51 años, lleva dos días con jornadas de trabajo de 20 horas. No obstante, espera poder dedicarse pronto, exclusivamente, a su cargo de alcalde porque "creo que será lo más óptimo para Mondariz".

Por decidir queda, entre otras cuestiones de gobernabilidad, si el único edil socialista, José Luis Fernández Piñeiro, se integrará o no en el gobierno, aunque ambas formaciones apoyan que así sea. BNG y PSOE ya habían mantenido contactos previos a la investidura en los que acordaron que el concejal del Partido Socialista apoyaría la investidura de Barros, como así fue. Respecto al acuerdo de gobierno BNG-PSOE: "Entendemos que debería ir adelante" indica Barros, aunque asegura que de no ser posible se repartirían todas las áreas de gobierno entre los tres ediles nacionalistas; el propio Barros, Leopoldo Tato y Anxos Carballo.

Por su parte, Fernández Piñeiro confirmó, ayer, los contactos para su entrada en el gobierno mondarizano pero aclaró que "no hay nada decidido", para recordar que el PSOE toma sus decisiones en asamblea.

El BNG descarta rotundamente la entrada del PP en el gobierno, después de que sus dos ediles lo apoyaran en la investidura. No obstante, Barros considera que "la campaña electoral ya se acabó, ahora estamos en otra fase, y es hora de implicarnos en positivo por Mondariz" y, por eso, no descarta hablar con el PP o con cualquiera de las formaciones políticas de Mondariz si es necesario para sacar adelante una obra concreta.

A pesar de que las negociaciones con Alternativa por Mondariz (AporM), el partido del exalcalde Calis, no fructificaron antes de la investidura, Barros asegura tener la "mano tendida" a la que es la primera fuerza de la oposición y formación de izquierdas.

Barros asegura que su gobierno apuesta por "la máxima participación de todos los grupos políticos, a través del pleno, y la máxima participación vecinal en la toma de decisiones" y niega que esta postura se deba a su actual situación de minoría: "Esta postura es la que defendimos durante toda la campaña, porque ningún alcalde ni grupo político es quién de cambiar las cosas si lo hace de espalda a los vecinos", entiende el primer edil.

Respecto a las prioridades de su gobierno, el nacionalista quiere priorizar los servicios básicos; tales como la depuración de aguas residuales, el saneamiento o el abastecimiento. "Primero tenemos que comprar el pan y, si se puede, después los dulces", opina Barros.