Cubrir más de 2.000 hectáreas de los montes de Baiona, Tomiño, Gondomar y Oia para realizar una tradición que lleva generaciones en sus familias. Este domingo se celebra la segunda "rapa das bestas" en Oia de este mes, esta vez en el lugar de Torroña.

La Asociación de Ganaderos de Caballos del Monte A Groba ya está organizando los puntos claves para que los rancheros, a las 9.30 horas del domingo, comiencen a realizar el cordón que reunirá y hará bajar al rededor de 700 caballos al curro que se realizará en Torroña este domingo. Será a partir de las 12.00 horas cuando los ejemplares, tanto adultos como potros, queden ubicados en el recinto y, pasadas las 17.00 horas, el momento en el que los dueños de los caballos recojan a cada uno de sus animales para desparasitarlos, raparles las crines y las colas e identificarlos, tanto marcándolos con hierro como con la implantación de microchip.

Este evento gratuito, con miles de visitantes en cada curro que se realiza por la zona, busca diferenciarse de la "rapa das bestas de Sabucedo" en su forma, ya que "cada propietario busca a cuidar, limpiar y mantener sano a su caballo", explica el presidente de la asociación, Modesto Domínguez, evitando así el cuerpo a cuerpo que los "aloitadores" de Sabucedo realizan en su curro. "No luchamos contra el animal, no hacemos espectáculo con los caballos", insiste Domínguez.

Cuidados en libertad

Desde sus bisabuelos, Domínguez vive con la tradición de tener equinos en libertad y así sigue con su herencia familiar, a pesar de que "antes ellos vivían de los caballos, ahora hay que poner dinero para conservarlos", explica. El coste actual del mantenimiento de estos animales en libertad supone, para este dueño de 76 ejemplares, unos 500 euros al año. "Tenemos que pagar un seguro de 240 euros por cada 20 animales, más los 3 euros por caballo a la asociación, así como los gastos de desparasitación e identificación", detalla el ganadero. Actualmente, la asociación cuenta con una subvención de la Diputación de Pontevedra que les permite comprar cada microchip por 8 euros, en lugar de los 40 euros que ronda el dispositivo.

Y aunque viven en libertad por los montes, Domíguez admite que va "cada fin de semana que puedo, voy a vigilarlos, por si se van a alguna carretera general, a algún cultivo o para comprobar que tengan una buena salud". "El día del curro es una experiencia muy bonita, pero esto es todo el año y no solo un día especial", concluye.