Las jornadas electorales y las sucesivas son días de grandes cifras -en algunos casos apabullantes-, porcentajes, mapas coloreados, gráficas de todas las formas... Pero también de la más pura emoción. Fue el caso del recuento en Mondariz-Balneario, uno de los concellos más pequeños de Galicia, en el que casi hasta el último voto estuvo en duda el ganador.

Al no existir parroquias, solo hay una mesa, en la que votaron 488 vecinos -otros 91 con derecho a voto se abstuvieron-. El colegio electoral está ubicado en el auditorio, así que en cuanto se cierran las votaciones la gente se congrega en las butacas para seguir el recuento en vivo y en directo.

Concurrían dos listas; las elecciones municipales en Mondariz-Balneario son un auténtico plebiscito. Por un lado, pese a sus reticencias, por el PP volvía presentarse José Antonio Lorenzo, que llevaba ganando comicios desde 1983. Como aspirante aparecía el joven César Gil, 27 años y empleado del balneario, por el BNG.

Lorenzo, de 73 años, había vencido con porcentajes cómodos en los anteriores comicios, pero la caída general del PPdeG en el rural gallego también se dejó a sentir en este concello pontevedrés. El recuento se fue desarrollando mucho más igualado de lo esperado, con sucesivos adelantamientos entre ambos aspirantes. Más de uno no aguantó la tensión y tuvo que salir del salón de actos, explicaron testigos presenciales.

A falta de nueve papeletas por recontar, el candidato popular y el nacionalista estaban empatados a 230 votos. De ellas, seis fueron para el PP y tres para el BNG: 236 contra 233 (con ocho votos en blanco y dos nulos). En el momento de acabar el contaje se hizo el silencio, como si la tensión se prolongase más allá del veredicto que acababa de emitirse. Hasta que el aspirante derrotado se levantó de su asiento y comenzó a aplaudir, gesto que siguió el resto del auditorio.

¿Habrá alguno de los 91 abstencionistas arrepintiéndose ahora mismo de no haber ido a votar?