El vecino de Oia detenido el jueves por la Guardia Civil en la estación de tren de Guixar, en Vigo, había dejado tras de sí todo un reguero de personas estafadas en todo el territorio nacional. Se le arrestó tras una intensa investigación de oficio en la que el puesto principal Baiona-Nigrán jugó un papel decisivo al conseguir vincularlo con al menos siete timos en las comarcas de O Val Miñor y O Baixo Miño por importe de más de 75.000 euros.

Natural de Ourense, J.F.O.S de 47 años, se valió de la acogida del pueblo de Oia, donde residía desde hace año y medio, para sacar dinero a una vecina y a su familia, pero lo buscaban muchas más personas, presuntas damnificados por las estafas de las que, al parecer ya había hecho su modo de vida.

En busca y captura

Tras el arresto, la Guardia Civil comprobó que sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura de un juzgado de otra ciudad, que había conseguido eludir durante cinco años al no personarse cuando se le requirió, además de antecedentes por causas similares en varios puntos de España.

Era previsible que, tras la detención otros afectados se animaran a dar un paso al frente y denunciar. Solo ayer, durante las 24 horas siguientes a la detención y según pudo confirmar FARO DE VIGO, ya habían telefoneado a la Guardia Civil más de diez personas de localizaciones tan distantes como Madrid y A Coruña, identificando al hombre como la persona que hace meses y años, según el caso, les estafó distintas cantidades de dinero.

Todo apunta a que seguirán aumentando los cargos a los que tendrá que hacer frente el individuo. La incredulidad, descrédito y desprecio de quienes compartieron estos últimos meses con él en Oia y A Guarda también ha ido en aumento desde que el jueves era detenido el hombre "educado, afable y respetuoso" que se había ganado su confianza, según señalaron algunos. Su arresto ya se conocía a última hora de la tarde en el bar que solía frecuentar y, aunque nadie se atrevía a a hablar en primera persona, todos conocían a alguna de sus víctimas en la zona.

Timo amoroso

Llegar hasta el corazón de una persona para hacerse con su cartera es una estafa habitual, aunque no tal y como lo hizo J.F.O.S., que tuvo, según se desprende de la investigación, la frialdad de ir sangrando las cuentas de su pareja en Oia fingiendo un amor inexistente.

La convivencia diaria con su víctima principal evidencia las habilidades que el estafador había adquirido, aprovechándose una vez más del cariño con el que le acogió una familia a la que no tuvo escrúpulos en destrozar económica y emocionalmente. A su presunta novia consiguió sacarle cantidades de dinero que sumaban más de 63.000 euros y a su familia, otros 10.000.

Para la mayoría del resto de afectados, especialmente los que ayer llamaron para denunciar, era un ingeniero de una empresa informática, al que le hacían encargos de materiales por importes distintos que nunca llegó a entregar.