La decisión del talar el histórico pinar del recinto amurallado de la península de Monte Boi de Baiona se basa, no solo en el daño que se ha creado a la formación arbórea, sino también a al "riesgo de salud pública" que existe para los usuarios de esta zona.

La oruga procesionaria, conocida con este nombre por trasladarse en grupo ligadas unas a otras en forma de procesión, tienen unos finos pelos, donde se oculta su veneno, que puede producir desde urticarias hasta reacciones alérgicas en humanos e incluso ser mortal en animales, los ingieren. Además, estos finos pelos se pueden desprender y flotar en el aire, lo que puede facilitar la exposición a su veneno.

La procesionaria es un insecto defoliador, lo que implica que se alimenta de las hojas de las plantas y los árboles provocando su caída, y se alimenta de las acículas de los pinos, por lo que se dan en mayor número en estas zonas arbóreas.