El conocido como "viaducto de Pontevedra" ya luce con todo su esplendor en Redondela. Después de permanecer dos años cubierto de andamios en obras para la rehabilitación y refuerzo de su estructura metálica, el antiguo paso ferroviario ya está listo para aguantar el paso de los trenes de cara al futuro. Se trata de uno de los dos puentes del siglo XIX que dan nombre a la localidad como la "villa de los viaductos", y el único que todavía permanece en uso para los convoyes que cubren el trayecto Pontevedra-Vigo (Guixar).

La actuación de puesta al día, realizada por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), ha sometido a este paso ferroviario inaugurado en 1884 a un minucioso mantenimiento integral que incluyó un cambio de color. De esta manera, el puente ha cambiado el color gris que mantenía desde su origen por un color verde oscuro. Con esta nueva tonalidad se buscó una homogeneidad cromática con el otro puente ferroviario que atraviesa la villa, denominado "viaducto de Madrid" -sin uso desde hace décadas-, que adquirió este color hace cuatro años tras ser sometido a una profunda rehabilitación.

El concejal de Interior, Arturo González, destacó ayer el resultado de esta actuación. "Aunque estéticamente lo único que se aprecia es el cambio de color y la limpieza de la piedra en ambos lados, el viaducto está espléndido", y resalta la decisión de unificar los colores junto con al otro que atraviesa la localidad. "La rehabilitación de ambos ha servido para poner valor estos elementos del patrimonio cultural y que resalten aún más como símbolos de la villa", apunta.

La actuación realizada en el "viaducto de Pontevedra" contó con un presupuesto de 2.179.800 euros, financiado por el Puerto de Marín, con el objetivo de dotar al puente de una capacidad portante suficiente para admitir el paso de trenes de mayor tonelaje, con una masa máxima de 22,5 toneladas por eje. Esta actuación permite ahora una mayor eficiencia para el transporte de mercancías con origen y destino en el Puerto de Marín. Los trabajos incluyeron el refuerzo de distintas piezas para adaptarlas a las actuales necesidades ferroviarias, ya que se trata de una infraestructura con más de un siglo que soporta ahora un tráfico de trenes más elevado y a mayor velocidad.