Nigrán recuperará su emblemático mosaico romano al que se le había perdido la pista en el año 2000, cuando fue vendido en una casa de subastas madrileña. El estudio arqueológico elaborado hace un año para completar la documentación del PXOM permitió al Concello localizar la pieza de un metro cuadrado que conserva intactos varios motivos de fauna marina, concretamente un mújel de 67 centímetros de largo y dos almejas, en la galería de arte y antigüedades Carlton Hobbs de Nueva York y poner en marcha la maquinaria para repatriarlo. Será la sociedad estatal Acción Cultural Española la que lo compre por 58.000 dólares (51.363,7 euros) para devolvérselo al Ayuntamiento, que lo expondrá al público en un espacio todavía por decidir.

Así lo explicó ayer el alcalde, Juan González, tras mantener esta semana una reunión en Madrid con el presidente del mencionado organismo del Gobierno central, Iban García, y con el portavoz del Ejecutivo en el Senado, Ander Gil, que se pusieron en contacto con el Consulado General de España en la ciudad estadounidense para iniciar los trámites con la firma anticuaria para cerrar la adquisición y organizar el traslado. El regidor mostró su gran satisfacción por la noticia, ya que "trátase dun mosaico cun valor patrimonial e etnográfico incalculable que debe volver a España para ser exposto en Nigrán, de onde nunca debería ter saído".

Un mújel y dos almejas centran el diseño del mosaico romano.

Los mosaicos de estas características hallados en Galicia se relacionan con la expansión de las villas del Bajo Imperio Romano, en los siglos III y IV de nuestra era. El prestigioso arqueólogo Fernando Acuña Castroviejo realizó el primer estudio pormenorizado de la pieza de Panxón en los años setenta del siglo pasado, en el que incidía en su importancia como testimonio de la existencia de uno de estos núcleos urbanos con puerto pesquero de la época en la parroquia nigranesa, como atestiguan también otros hallazgos de ánforas, monedas e incluso un altar dedicado al dios Mercurio.

Las primeras referencias documentales al mosaico datan del siglo XIX. Se trata de un manuscrito que Acuña recibió de manos del escritor y también arqueólogo Xosé María Álvarez Blázquez, que indica que apareció en "el sitio llamado el castro" y que perteneció a una vecina, Umbelina González Lavandeira, "que lo tenía en su casa de campo de la parroquia de San Juan de Panjón"

Siempre en manos privadas, la obra de arte romana destinada a ser un símbolo de Nigrán, pasó a formar parte a finales del siglo XIX de la inmensa colección creada por el abogado y arqueólogo tudense afincado en Santiago Ricardo Blanco-Cicerón, hoy repartida por diversos museos gallegos. Allí se conservó a lo largo de todo el siglo XX, hasta que se vendió en la Galería Castellana de Madrid hace 19 años y reapareció en 2018 en el catálogo de la casa neoyorquina con el número de referencia 9127.