Nunca antes se formaran colas para pagar o se acumulara gente a las puertas del comercio porriñés esperando su apertura. Esto es lo que está pasando estos días en la villa del Louro desde que la cadena de moda y textil Manuel Tomás anunció su cierre por jubilación.

Manuel Tomás Rodríguez es ya la tercera generación de este negocio, su abuela abriera el establecimiento Elisardo en el año 1912, entonces era el primer gran comercio textil en la villa y un referente en toda la comarca, vendía ropa y también zapatillas para caballero, señora y niño, y su padre continuó al frente de la tienda hasta 1986, cuando cogió las riendas el que ahora, a sus 69 años, ha decidido poner punto y final a esta larga trayectoria.

Durante estos 33 años, Manuel Tomás llegó a tener seis establecimientos abiertos a la vez. Elisardo se especializó en textil de hogar, y con ese nombre también abrió un "outlet" con stocks de las demás tiendas. La principal, denominada Manuel Tomás, se centró en moda de hombre y mujer multimarca, Tío Tom era de ropa juvenil, Junior para los más pequeños de la casa y Pilar Torres de lencería. A día de hoy, Tío Tom ya no funciona y tampoco la segunda tienda de Elisardo, a cambio, Pilar Torres dejó la línea de lencería y alberga la sección "outlet".

A Manuel Tomás le acompañó siempre al frente de todas estas tiendas su mujer, Pilar Torres, y una treintena de trabajadoras en los mejores tiempos, ahora ya son solo diez. "La crisis se ha notado, desde luego, pero el negocio sigue funcionando, la decisión de cerrar ha sido personal, este es ha sido el tercer intento en los últimos años y el definitivo ya", explica el empresario porriñés que recuerda que ha trabajado en sus tiendas, a día completo, desde los 15 años. Ninguno de sus dos hijos, ocupados en otros sectores para los que se formaron, quiere continuar el negocio familiar, por lo que la única opción ha sido echar el cierre. Así, ha puesto en liquidación toda la mercancía disponible, lo de nueva temporada y lo de stock, con descuentos que, por el momento, llegan al 60%. La previsión es que en dos o tres meses, quizás menos, puedan clausurar definitivamente, "el momento de ver los locales vacíos y apagados será, sin duda, muy triste", lamenta. Con todo, Manuel Tomás, propietario de los cuatro establecimientos que actualmente seguían abiertos, está seguro de que "pronto abrirán con otros negocios, se alquilarán y no afectará al comercio", y es que todos los locales están situados en plena zona peatonal de Porriño y su cierre, sin duda, se hará notar.