El trabajo de los arqueólogos tiene por objeto conocer el modo de vida de los habitantes del castro y los primeros hallazgos han arrojado ya algunas pistas. A los fragmentos de cerámica que apuntan a las relaciones comerciales con el Mediterráneo, se suma un trozo de hierro ya tratado para retirarle las impurezas. "Isto indica a que aquí houbo unha forxa", recalca Vilas. El director de la excavación apunta incluso a la posibilidad de que la estructura circular que han descubierto junto a la muralla pudiese albergar una especie de fragua en su momento. Su pequeño tamaño descarta su uso como vivienda y "na anterior excavación atopouse unha capa de arxila na que se fixo lume, o que nos indica que aquí se puido traballar o ferro", recalca Darío Peña.

Pero, sin duda, la mayor sorpresa de la excavación ha sido una bola de cerámica, del tamaño de una canica, "que deixa claro que os poboadores xogaban no seu tempo de ocio, aínda que non poidamos saber como o facían", revela Vilas.