La Guardia Civil ha retirado nuevo material en la Pirotecnia La Gallega después de que un operario de la empresa contratada por el Concello de Tui para realizar las tareas de desamiantado y demolición encontrara en la mañana de ayer más explosivos. Estos se escondían bajo un montón de tablas de madera localizadas en un galpón que ejercía como garaje. Dicho material, con fecha de los años 1995 y 2000, se guardaba en cajas y se trataba de materia prima y productos acabados, como petardos, según fuentes consultadas por FARO DE VIGO.

Estos explosivos se suman a los 2.800 kilos que los Tedax y la Guardia Civil retiraron de la pirotecnia la semana pasada, cuando creían haber terminado las labores de vaciado de dichas instalaciones. No obstante, al recibir ayer por la mañana la llamada de la empresa responsable del desamiantado, los Tedax tuvieron que volver a Baldráns para recoger el material hallado.

Este nuevo giro de los acontecimientos obligó al Concello de Tui a suspender el proceso de demolición de las 25 casetas que componen La Gallega, empresa en propiedad de Francisco González Lameiro, en prisión preventiva por la explosión que hace medio año destrozó el barrio de A Torre, en Paramos. "Hasta que no nos garanticen que se ha vaciado de todo la pirotecnia, no retomaremos la demolición", manifestó ayer el alcalde de Tui, Carlos Vázquez Padín, haciendo alusión a la peligrosidad de la situación.

Precisamente, los trabajos de demolición de la pirotecnia se encontraban ayer en su segundo día cuando tuvieron que ser paralizados. Estos se realizan para cumplir una sentencia de 2014 del Juzgado Contencioso Administrativo Número 1 de Pontevedra en la que se le retira a la Pirotecnia La Gallega la licencia urbanística por un problema de retranqueos y se ordena su demolición. El Concello tudense es el encargado de ejecutar dicho fallo judicial, para el cual el juez le ha concedido de plazo hasta el 15 de enero.

La Pirotecnia La Gallega se encuentra en Baldráns, a tres kilómetros de donde se localizaba la nave en la que el dueño de la pirotecnia, González Lameiro, almacenaba de forma clandestina más de 2,5 toneladas de substancias explosivas. Estas explotaron en la tarde del 23 de mayo en Paramos por causas todavía sin determinar y provocaron la muerte de dos personas, 37 heridos, 31 viviendas arrasadas en su totalidad y 400 inmuebles con diversos daños.